A principios del año 1814 las diferencias entre el líder de
la Banda Oriental don José Gervasio Artigas y el Gobierno de Buenos Aires se
profundizaron de tal manera que se produjo la ruptura definitiva de dicha
relación.
Agotadas las tratativas para que, finalmente, fueran
aceptados los representantes de la Banda Oriental en la Asamblea Constituyente
del Año XIII, quienes habían sido puesto presos en Buenos Aires, significó para
Artigas una afrenta inaceptable.
Por esa razón el 20 de enero de 1814 durante la noche
abandonó sigilosamente el Sitio de Montevideo, que estaba al mando del General
José Rondeau, acompañado por un reducido grupo de subalternos encargados de su
seguridad.
Establecido en Belén, Dto. Salto, muy pronto fue seguido por una
numerosa tropa compuesta por Blandengues, caballería y la División completa que estaba al mando del Coronel
Fernando Ortogués. Pocos días después se estableció en territorio entrerriano,
en la margen occidental del río Uruguay para organizar sus próximos
movimientos.
El mismo día 20 de enero de Buenos Aires se resolvía dar por
finalizado el ciclo del Segundo Triunvirato y se iniciaba la etapa de los
Directores Supremos, quienes concentraron una exagerada suma de poder en las
Provincias Unidas del Río de La Plata.
El domingo 31 de enero asumía en sus funciones el Director
Supremo Gervasio Antonio de Posadas quien, informado de los últimos
acontecimientos en la Banda Oriental por José Rondeau, Hilarión de la Quintana
(Comandante General de Entre Ríos), entre otros, el 6 de febrero de 1814
decretó que Artigas era Traidor a la Patria y puso el precio de seis mil pesos
por su cabeza.
También dispuso que el tirolés Eduardo Kaunitz, más conocido
como el Barón de Holmberg, se hiciera cargo de la Guarnición de Santa Fe y con
sus tropas machara hacia Entre Ríos a unirse a Hilarión de la Quintana para
proceder a hacer efectiva la detención de Artigas y de sofocar cualquier tipo
de alzamiento contra el Gobierno de Buenos Aires por parte de litoraleños y orientales.
El 9 de febrero el Barón de Holmberg se instaló en la Bajada del Paraná
y trató de informarse acerca de la geografía del terreno, que le resultaba
desconocido, y del posible camino por donde habría de transitar con sus tropas
compuesta por alrededor de 500 hombres, en su gran mayoría de santafesinos.
Luego se dirigió a Nogoyá y allí se encontró con la total ausencia de hombres que pudieran engrosar su fuerza, ya que todos se habían
puesto a las órdenes del entrerriano Hereñú, razón por la cual siguió su marcha
hasta las puntas del arroyo Obispo, (a la altura de la actual localidad de
Gobernador Juan L. Sola) y allí recibió noticia de las derrotas sufridas por
Pérez Planes en el norte y por De La Quintana en Gualeguaychú, por lo que
decidió regresar a Paraná.
Mientras tanto las tropas de Hereñú, amplio conocedor de la
región y con campos propios en la zona de Don Cristóbal y Crucesitas 7°, habían
tomado la Bajada del Paraná y el 20 de febrero declaró solemnemente su adhesión
a la flamante Liga de los Pueblos Libres que de hecho se ponía bajo la
dirección de Artigas y, al enterarse de los últimos movimientos de Holmberg, salió
a su encuentro.
En el antiguo camino que conducía desde Paraná a Nogoyá las
tropas de Hereñú sorprendieron a las tropas de Holmberg a las cinco y media de la
mañana del lunes 22 de febrero de 1814 en la margen occidental del Arroyo Espinillo Arriba, con una fuerza de alrededor
de mil hombres, en su mayoría de caballería.
Holmberg, pese a sus conocimientos militares traídos de
Europa y en particular acerca de la artillería, nada pudo hacer con la disposición
clásica que denominaban la “formación del martillo” (con dos alas de caballería
flanqueando ambos costado de la infantería) que hizo parapetarse dando la
espalda a las barrancas del arroyo.
La lucha fue desigual dada la cantidad del enemigo y la ferocidad con que actuaban las
montoneras que ese día debutaban en las luchas producidas en nuestra provincia
y se prolongó hasta las nueve de la mañana, para seguir luego con
intermitencias hasta llegada la media tarde, cuando Holmberg pidió parlamentar
para acordar su rendición. Cuando se finalizaba la redacción del acuerdo entre ambas partes llegaron las tropas compuestas por más de setecientos hombres
dirigidas por el lugarteniente de Artigas, el Coronel Francisco Ortogués, quien
exigió la rendición absoluta de los porteños, la entrega de todas las armas y de
unos diez mil pesos que llevaban del caudal para movimientos de la tropa,
dejando presos a Holmberg y a su plana mayor.
Poco tiempo después El Gobierno de Buenos Aires daba a
conocer la triste noticia de la derrota en la aventurada campaña a Entre Ríos
en busca de la cabeza de Artigas, subestimando la bravura de entrerrianos y
orientales y reconociendo que había dejado en El Espinillo alrededor de quinientas bajas.
Al decir de los propios enemigos, como Rondeau, De La
Quintana y del mismo 'godo' Vigodet en Montevideo, Artigas había conquistado
definitivamente el corazón de los entrerrianos, quienes desde entonces lo
asumieron como su líder indiscutible. El General Artigas había dirigido estas
operaciones en territorio entrerriano, acantonado con su propia División en los
Montes del Obispo, un poco al norte de Rosario del Tala, cerca de su desembocadura de ese arroyo al río
Gualeguay.
No hay comentarios:
Publicar un comentario