ANA LÓDOLO DE COIZ, luego DE BIGOT.

ANA LÓDOLO DE COIZ, luego DE BIGOT.
ANA LODOLO DE COIZ, un símbolo de la imigración friulana, llegada a la Colonia 3 de Febrero en 1879

sábado, 15 de febrero de 2020

BATALLA DE EL ESPINILLO


A principios del año 1814 las diferencias entre el líder de la Banda Oriental don José Gervasio Artigas y el Gobierno de Buenos Aires se profundizaron de tal manera que se produjo la ruptura definitiva de dicha relación.
Agotadas las tratativas para que, finalmente, fueran aceptados los representantes de la Banda Oriental en la Asamblea Constituyente del Año XIII, quienes habían sido puesto presos en Buenos Aires, significó para Artigas una afrenta inaceptable.
Por esa razón el 20 de enero de 1814 durante la noche abandonó sigilosamente el Sitio de Montevideo, que estaba al mando del General José Rondeau, acompañado por un reducido grupo de subalternos encargados de su seguridad.
Establecido en Belén, Dto. Salto, muy pronto fue seguido por una numerosa tropa compuesta por Blandengues, caballería y la División completa que estaba al mando del Coronel Fernando Ortogués. Pocos días después se estableció en territorio entrerriano, en la margen occidental del río Uruguay para organizar sus próximos movimientos.
El mismo día 20 de enero de Buenos Aires se resolvía dar por finalizado el ciclo del Segundo Triunvirato y se iniciaba la etapa de los Directores Supremos, quienes concentraron una exagerada suma de poder en las Provincias Unidas del Río de La Plata.
El domingo 31 de enero asumía en sus funciones el Director Supremo Gervasio Antonio de Posadas quien, informado de los últimos acontecimientos en la Banda Oriental por José Rondeau, Hilarión de la Quintana (Comandante General de Entre Ríos), entre otros, el 6 de febrero de 1814 decretó que Artigas era Traidor a la Patria y puso el precio de seis mil pesos por su cabeza.
También dispuso que el tirolés Eduardo Kaunitz, más conocido como el Barón de Holmberg, se hiciera cargo de la Guarnición de Santa Fe y con sus tropas machara hacia Entre Ríos a unirse a Hilarión de la Quintana para proceder a hacer efectiva la detención de Artigas y de sofocar cualquier tipo de alzamiento contra el Gobierno de Buenos Aires por parte de litoraleños y orientales.
El 9 de febrero el Barón de Holmberg se instaló en la Bajada del Paraná y trató de informarse acerca de la geografía del terreno, que le resultaba desconocido, y del posible camino por donde habría de transitar con sus tropas compuesta por alrededor de 500 hombres, en su gran mayoría de santafesinos.
Luego se dirigió a Nogoyá y allí se encontró con la total ausencia de hombres que pudieran engrosar su fuerza, ya que todos se habían puesto a las órdenes del entrerriano Hereñú, razón por la cual siguió su marcha hasta las puntas del arroyo Obispo, (a la altura de la actual localidad de Gobernador Juan L. Sola) y allí recibió noticia de las derrotas sufridas por Pérez Planes en el norte y por De La Quintana en Gualeguaychú, por lo que decidió regresar a Paraná.
Mientras tanto las tropas de Hereñú, amplio conocedor de la región y con campos propios en la zona de Don Cristóbal y Crucesitas 7°, habían tomado la Bajada del Paraná y el 20 de febrero declaró solemnemente su adhesión a la flamante Liga de los Pueblos Libres que de hecho se ponía bajo la dirección de Artigas y, al enterarse de los últimos movimientos de Holmberg, salió a su encuentro.
En el antiguo camino que conducía desde Paraná a Nogoyá las tropas de Hereñú sorprendieron a las tropas de Holmberg a las cinco y media de la mañana del lunes 22 de febrero de 1814 en la margen occidental del Arroyo  Espinillo Arriba, con una fuerza de alrededor de mil hombres, en su mayoría de caballería.
Holmberg, pese a sus conocimientos militares traídos de Europa y en particular acerca de la artillería, nada pudo hacer con la disposición clásica que denominaban la “formación del martillo” (con dos alas de caballería flanqueando ambos costado de la infantería) que hizo parapetarse dando la espalda a las barrancas del arroyo.
La lucha fue desigual dada la cantidad del enemigo y la ferocidad con que actuaban las montoneras que ese día debutaban en las luchas producidas en nuestra provincia y se prolongó hasta las nueve de la mañana, para seguir luego con intermitencias hasta llegada la media tarde, cuando Holmberg pidió parlamentar para acordar su rendición. Cuando se finalizaba la redacción del acuerdo entre ambas partes llegaron las tropas compuestas por más de setecientos hombres dirigidas por el lugarteniente de Artigas, el Coronel Francisco Ortogués, quien exigió la rendición absoluta de los porteños, la entrega de todas las armas y de unos diez mil pesos que llevaban del caudal para movimientos de la tropa, dejando presos a Holmberg y a su plana mayor.
Poco tiempo después El Gobierno de Buenos Aires daba a conocer la triste noticia de la derrota en la aventurada campaña a Entre Ríos en busca de la cabeza de Artigas, subestimando la bravura de entrerrianos y orientales y reconociendo que había dejado en El Espinillo alrededor de quinientas bajas.
Al decir de los propios enemigos, como Rondeau, De La Quintana y del mismo 'godo' Vigodet en Montevideo, Artigas había conquistado definitivamente el corazón de los entrerrianos, quienes desde entonces lo asumieron como su líder indiscutible. El General Artigas había dirigido estas operaciones en territorio entrerriano, acantonado con su propia División en los Montes del Obispo, un poco al norte de Rosario del Tala, cerca de su desembocadura de ese arroyo al río Gualeguay.

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