ANA LÓDOLO DE COIZ, luego DE BIGOT.

ANA LÓDOLO DE COIZ, luego DE BIGOT.
ANA LODOLO DE COIZ, un símbolo de la imigración friulana, llegada a la Colonia 3 de Febrero en 1879

viernes, 30 de julio de 2010

CAPITULO V

Tiempo más adelante, en noviembre de 1932, un suelto de prensa informaba que “Honor y Patria no pudo jugar en San Benito, la quinta y la cuarta iban a jugar con el 3 de Febrero de esa localidad pero por inconvenientes de último momento no pudieron trasladarse y jugarán el domingo próximo”. Nuevamente queda demostrado que el fútbol infantil y juvenil tuvo desarrollo desde un primer momento y continuidad en el tiempo en el club “3 de Febrero”.
Por entonces había que ingeniarse bastante para contar con la indumentaria adecuada y es de imaginar las dificultades por las que debían atravesar entidades alejadas de la ciudad, como la benitense, para contar con sus equipos medianamente vestidos para presentarse en una cancha de fútbol. Para surtirse de elementos deportivos había que trasladarse a la Casa Gath y Chaves o a Almendral de Paraná; en esta última, por ejemplo, una camiseta salía 1,56 pesos, un pantalón corto azul o negro 2,20; si era blanco salía 2 pesos; un botín becerro negro, cosido, con travesaño y tapones para defensa del 38 al 44 salía 8,90 y los números más bajos 7,90; las rodilleras para arqueros con fieltro grueso 5 pesos el par y las rodilleras de hilo y goma 4 pesos el par.
Esta primera etapa deportiva, se integra a toda una explosión de clubes que en años más o menos similares nacieron en la práctica deportiva, tanto en Paraná como en los alrededores. En Paraná en 1933 participaban en la ciudad: Estudiantes, Base Aérea, Zapadores, Pucci y Clementi, Litoral, El Diario, Gimnasia y Esgrima (Luego continuó llamándose Instituto), Ministerio Obras Públicas, Honor y Patria, Atlético San Martín, Independiente y Libanés, Patronato de J. Católica; al año siguiente en una denominada Primera B participaban Belgrano (nacido en 1911 y que tenía su plantel superior participando en la Liga Santafesina semi profesional junto a Paraná y Talleres), Porvenir, Honor y Patria, Libanés, Sportivo Urquiza, Peñarol, Alem, San Martín, Base Aérea, Paraná, Nobleza Juniors.
Respecto a lo que fue el fútbol en el departamento Paraná, habían nacido: Atlético “3 de Febrero” de Villa Urquiza, 9 de Julio de Colonia Nueva, Atlético Curtiembre, Independiente FBC de Hernandarias, Atlético Hasenkamp, Atlético General Paz FBC, Unión FBC de Brugo, los que se integraban en la “Federación Regional de Foot Ball de Paraná Campaña”; en Crespo había un representativo de los empleados del ferrocarril y el Crespo FBC (1915), como lo había en Seguí desde 1915 y en Viale.
Vale la pena apuntar también en este primer tramo de la historia del club San Benito a otro equipo juvenil que llegaba habitualmente a la localidad; se trataba de los “Niños de Jesús de Praga” del Padre Juan Jacob, que nacieron en la esquina de Humberto 1° (Italia) y Paraguay de Paraná, los que tuvieron como campo de juego un baldío frente a lo que fuera la Jabonería de los Muzio, cerca de la actual cancha de Peñarol.
Para aproximarse a la época de esta confraternización, se debe tener en cuenta que el Pbro. Juan Jacob, estuvo al frente del Asilo San Antonio de Paraná entre 1920 y 1924 y que la mayoría de los integrantes de “Los Niños de Praga” pertenecían al mismo; por otra parte este sacerdote, en su época de seminarista, colaboró de cerca con el cura B. Grella en la fundación y posterior funcionamiento de Patronato en la esquina de Andrés Pazos y La Rioja; luego siguió relacionado con ese club y era un descubridor de “pequeños talentos futbolísticos”. Por lo tanto, se puede afirmar sin temor a equivocarse que la relación con los juveniles futbolistas de San Benito se produjo entre 1920 y 1924.
Respecto a esto se puede tomar como dato histórico lo afirmado oportunamente por el afamado comentarista don Enrique “Quique” Badano: “Los Niños de Praga del cura Jacob…Más de una oportunidad el cura Jacob los sacaba de gira, como la que supieron hacer hacia el vecino pueblo de San Benito, donde llegaban en carro, luego de viajar hasta Los Corrales en el “tranway tracción a sangre”, para jugar al fútbol con los chicos de esa villa y para cantar en las misas más solemnes”.
Es para tener en cuenta también que Peñarol nació por 1926 y el siguiente recuerdo del mismo Badano: “Sus primeras experiencias futbolísticas fueron los campeonatos que se organizaban en la cancha de “Centenario” donde ganaron muchos torneos independientes, también competían con otros vecinos: Los Niños de Praga, que dirigía el cura Jacob, para recalar finalmente en la Liga Paranaense de Fútbol”, hace presumir que se trata de la misma época: entre 1923 a 1924.

jueves, 29 de julio de 2010

CLUB ATLÉTICO Y SOCIAL SAN BENITO

INFORMACIÓN GENEALÓGICA 
PRIMEROS CAPITULOS
Arengo Lucio. Nacido por 1864 en Paraná, casado, era propietario y comerciante.
Bearzi Mario Juan Bautista, nacido el 14 de octubre de 1895, hijo de Juan Bautista Bearzi y Lucía Galeano; casó el 23 de octubre de 1923 con Petrona Marcelina Picotti, hija de Luis Picotti y María Arieppi.
Bisiac José, austriaco, nacido por 1865, fue maestro en San Benito, fue alcalde de San Benito, casó con Úrsula Francovich, austriaco, vivió sus últimos años, frente al Jardín Maripositas, en calle 25 de mayo, cuya antigua construcción aún se puede apreciar.
Brenna Ángel Luis, nacido el 18 de julio de 1900, hijo de Carlos Brenna y María Arnavoldi.
Cabrol Ernesto Félix, nacido en Toulusse, Francia por 1853, hijo de Adolfo Cabrol y Adela Coll, casó en 1888 con Catalina Franzotti, austriaca nacida por 1864.
Cabrol Félix, nacido en 1885, hijo de Ernesto Cabrol y Catalina Franzotti, casó el 9 de junio de 1907 con Luisa Fontana, nacida en 1886, hija de Luis Fontana y María Saunit.
Cabrol Juan Adolfo, nacido el 23 de octubre de 1857, hijo de Santiago Cabrol y Adela Coll, casado el en 1894 con Teresa Palacios, hija de Juan Palacios, nacida en 1874.
Cabrol Juan Agustín, nacido en mayo de 1895, hijo de Ernesto Cabrol y Catalina Franzotti, casó con Emma M. Lesa, italiana, nacida por 1886, hija de José Lesa y María Lombay.
Carrere Domingo (Dominque Carrere), natural de los Altos Pirineos, Francia, nacido por 1831, agricultor, casó en primeras nupcias con Blasa Beger. Formó parte del malogrado contingente de franceses que en 1856 fundaron la Colonia Nueva Burdeos, en Paraguay, de donde escapó para venir a radicarse en la chacra que tuvo en la zona, con límite al este con el arroyo Las Tunas y al norte con calle Miguel David. Casó en segundas nupcias el 21 de enero de 1860 en Paraná con Rufina Oroná, hija de Francisco Oroná y Antonia Fernández, viuda de Pedro Ramírez.
Demartín José, austriaco, casado con Úrsula Francovich, fallecido en Buenos Aires en diciembre de 1913. Lo de “volantero” estaba relacionado con que conducía la volanta que hacía los viajes a Paraná, digamos que era el remisero de esa época.
Devecchi Carlos, italiano, nacido por 1851, hijo de José Devecchi y Juan Culó, agricultor, casó el 13/12/1884 con Eufemia González, nacida en Paraná por 1859, hija de Telésforo González y María Canteros.
Eyto Francisco, se recibió en la Escuela Normal en 1908; casó con Elisa Auli; fue vice Director de la Escuela Alberdi en 1909; su padre era rematador con escritorio en calle Córdoba (actual Garaje Oficial); falleció en la Provincia de Misiones.
Falco Luis, italiano (piamontés), nacido por 1871, herrero y carpintero; casó en 1891 con Rosalía Genolet, nacida por 1874, hija de José Genolet y Genoveva Micheloud.
Frioni Luis, italiano, comerciante Dto. Sauce, casó con Carolina Munt, italiana; su hijo Carlos Frioni, nacido el 30/4/1894.
Gasparín José, natural de la Colonia 3 de Febrero, nacida el 10 de junio de 1892, hijo de José Gasparín (de Juan) y Luisa Stábile (de José). Casó el 21 de abril de 1917 con Ana María Bolzán, nacida el 24 de julio de 1895, hija de Bautista Bolzán y Ana María Ermácora. (Folio 76. Libro 2 M de San Benito Abad).
Genolet Luis Adriano, argentino, nacido por 1864, hijo de José Fernando Genolet y María Genoveva Micheloud, suizo franceses (fundadores de Colonia Esperanza de Santa Fe en 1856), casado el 19 de abril de 1900 con Basilia Levrand, argentina, nacida por 1864, hija de José Levrand y Catalina Rossier; padres, entre otros, de Maria Julia Genolet, quien casó el 22 de noviembre de 1922 con José Antonio Zorzenón, natural de Romans, Gorizia, Austria, nacido por 1887, hijo de María Zorzenón.
Lessa Alfredo, italiano, hijo de José Lessa y María Lombay, casado el 20 de mayo de 1899 con Elena Josefina Cabrol, nacida el 18 de agosto de 1881, hija de Luis Cabrol y Celestina Sauthier. Fallecido en junio de 1951.
Londero Luis, italiano, hermano de Francisco, Antonio, Jorge y Leonardo Londero, casado en 1875 con María de L, italiana nacida por 1861, con quién tuvo once hijos.
Micheloud Antonio, suizo, nacido por 1844, agricultor, sabía leer y escribir, era propietario (Censo 1895), fallecido el 7 de febrero de 1900 de conmoción cerebral, sepultado en San Benito (Libro 2 D de San Benito Abad); casado por 1870 con Luisa Micheloud, suiza, nacida por 1845, sabía leer y escribir, tenía catorce hijos (Censo 1895); originalmente estuvo establecido en Colonia San José, Colón.
Müller Máximo Luis F., argentino, hijo de Rodolfo C. Müller y Victorina Paillé; casó el 18 de mayo de 1916 en la Parroquia San Miguel de Paraná con María Luisa Falco, hija de Luis Falco y Rosalía Genolet. Fue integrante del primer plantel del Club Paraná en 1907. Debutó como arquero el 22 de julio de 1907 en un partido entre “blancos” y “colorados” jugado en el Campo Candioti de Paraná; fue un excelente tornero e inventor de ingeniosas modificaciones en los motores a vapor ingleses.
Pauluzza Eugenio, italiano, nacido por 1845, fallecido el 29 de junio de 1907 de nefritis, casado con Damiana Gómez, argentina; regenteaban la pulpería ubicada en la esquina de San Martín y Friuli, en diagonal a la actual Comisaría de San Benito (Casa de M. Xavier); luego radicó en la zona de Sauce Pintos; fue padre de Luis Pauluzza, nacido por 1896, quién casó con María Zuiani, nacida por 1897, hija de Antonio Zuiani y María Pauloni.
Penny Arturo Federico, nacido en Capilla del Señor, Bs. As., en setiembre de 1892, hijo del ingeniero inglés (del FFCC) Arthur Robert Penny; fue arquitecto; casó con Amalia Cánovas.
Rodríguez Miguel Nicolás, natural del Distrito Quebracho, casó en el Sgdo Corazón de Paraná el 6 de julio de 1946 con Carmen Zandomeni.
Rojas Paz Pablo, tucumano, nacido por 1896, fue amigo de Jorge Luis Borges; falleció el 1 de octubre de 1956.
Ruda José, natural de Suiza, nacido por 1834, agricultor, no sabía leer ni escribir, era propietario (Censo 1895), fallecido el 12 de junio de 1905 de nefritis, sepultado en San Benito (Libro 2 D de San Benito Abad); quintero, casado por 1860 con Teresa Micheloud, suiza, nacida por 1845, sabía leer y escribir, tenía catorce hijos (Censo 1895); originalmente estuvo establecido en Colonia San José, Colón.
Salinas Liborio, español, nacido por 1855, soltero, propietario, comerciante.
Sierro José, suizo francés, nacido por 1845, quintero, también fue maquinista de motores a vapor; casó en Suiza por 1870 con María Magdalena Dayer, suizo francesa, nacido el 12 de junio de 1842, fallecida el 10 de setiembre de 1919, tenía nueve hijos (Censo 1895)
Zapata Andrés J., nacido en Dpto. Paraná por 1852, hijo de Claudio Zapata, hacendado. Fundador de la Sociedad deportiva pro Vencedores de Paraná en 1907. Comisario de Policía en 1912 en la 3ra. Sección de Paraná.
Zapata Emma, nacida por 1889, hija de Ramón Zapata y Petrona Salvidea; hermana de José Tomás Zapata.
Zapata Tomás José, nacido el 29 de diciembre de 1891, hijo de Ramón Zapata (santafesino, nacido por 1847, abastecedor) y Petrona Salvidea (entrerriana, nacida por 1961, costurera, tuvo ocho hijos).



CLUB ATLÉTICO Y SOCIAL SAN BENITO

CAPÍTULO IV
MARIO BEARZI y JOSÉ DEMARTÍN, fundadores del "3 DE FEBRERO F.B.C."
Siendo el objeto de este trabajo recopilar someramente la historia documental del Club Atlético y Social San Benito, se debe ser generoso en el respeto a la información rescatada, por lo cual se puede aseverar con certeza que el equipo de la Colonia 3 de Febrero se llamó desde sus inicios “3 de Febrero F.B.C.” y su puesta en vigencia como club data de julio de 1923. Surge de la información oral que la divisa fue celeste y blanco a bastones verticales, tal cual es la de Belgrano de Paraná o la casaca de la selección nacional y la publicación antedicha asevera que fue posterior a julio de 1923.
Las actividades deportivas comenzaron a tener difusión y se puede rescatar como el primer equipo representativo del “3 de Febrero FBC” de San Benito al que se presentó en la cancha de la Plaza de Ejercicios Físicos el domingo 19 de agosto de 1923 ante el equipo del Sportivo Sarmiento, recientemente constituido en Paraná.
Los jugadores que salieron a la cancha fueron los siguientes: Manlio Vatta; Juan Carlos Brenna y Ricardo Miceo; Bernardo Hilarza, Aleardo Vatta y Enrique Bader; Rafael Bader, Marino Valentinuz, Jacinto Roberto Pérez, Alfredo Lessa y Juan Bader.
Los visitantes se presentaron en el campo de juego con:
D. Zibecchi; J. Bovolini y Ruelfi; B. Bovolini, Bernardis y Cerini; Daneri, Bai, M. Zibecchi, Pellegrini y Rodríguez. Fue referee el señor Ignacio Alonso quien tuvo un buen desempeño.
El resultado le fue esquivo al equipo celeste y blanco. “El domingo pasado un cuadro de Sportivo Sarmiento se trasladó a San Benito para jugar su primer partido, midiéndose con el cuadro de esa localidad.
Después de una bien servida merienda con que obsequiaron los locales, se trasladaron ambos cuadros al field para presenciar antes del partido varios juegos llevados a cabo por los colegiales, organizados por el señor Jacinto Pérez, director de la escuela de esa.
Terminado el programa escolar, se inició el partido en presencia de buen número de espectadores. Hubo entusiasmo y jugadas interesantes por parte de ambos cuadros, imponiéndose al final los visitantes con el siguiente score: Sarmiento 2 goals – 3 de Febrero 0”.
Como para corroborar más la relación que existió entre el equipo local y los alumnos de la Escuela Alberdi, hubo otro partido entre ambas escuadras en la plaza de San Benito: “UN MATCH AMISTOSO. El domingo 27 del corriente se trasladará a San Benito el cuadro de la Escuela Alberdi a jugar un match amistoso con el “3 de Febrero FBC” de esa villa”. No se ha logrado conocer el resultado, pero como dato ilustrativo de la actividad deportiva vale la pena incluirlo en este breve resumen de lo que fue el club original de la ciudad.
En sus comienzos el flamante club prestó atención al fútbol infantil, ya que en junio de ese mismo año se presentó en la localidad el equipo de Defensores de Belgrano, de la capital provincial, para jugar un amistoso en quinta división “con el Club local”. La delegación estuvo formada por: J. Demartinez; D. Guggiari y J. Aguirre; S. Borziano, R. Zanutti y R. Gandela; Julio Federik, C. Dellacasa, J. Magrelio, A. Agrofolio y G. Ramos como titulares y E. Lasanco y L. Perano como suplentes.
Dicho encuentro se llevó a cabo recién el 29 de junio: “El domingo último se llevó a cabo en San Benito un match de foot ball entre los elevens de quinta división de 3 de Febrero locales y Defensores de Belgrano de ésta, imponiéndose los últimos por el score de 3 a 2 y adjudicándose por lo tanto los vencedores el premio que consistía en once medallas”.
Para setiembre del mismo año llegaron a San Benito los integrantes del Sportivo Huracán, equipo que había nacido en la zona del actual Parque Urquiza el 18 de julio pasado “a fin de sostener un encuentro con 3 de Febrero de esa”; Los titulares de aquel equipo visitante fueron:
P. Demartini; Luis Cabrol y Miguel A. Godina; Alfredo Villamonte, M. Demartini y José G. Cabrera; Pedro Borgogno, A. Espinosa, V. Romero, Héctor Melo y Ramón Pérez; suplentes: Bienvenido Pratti, Bernardo Puntín y T. Coronel. Los delegados que acompañaron la delegación fueron: N. Demartini y Jorge Mendaza. Este partido fue ganado por Huracán por 3 a 0.
Era presidente del desaparecido Sportivo Huracán, y lo fue por muchos años, don Luís Alberto Cabrol y su secretario Ramón P. Pérez; la sede de dicho club funcionaba en la calle Santa Fe N° 314 de Paraná; Huracán nació tan bien y con tanta fuerza que al año siguiente participó en la liga de fútbol con nueve divisiones.
De esta manera se puede tener un somero pantallazo de lo que fue el comienzo del club que representó a San Benito en varias lides deportivas, tal vez sin la continuidad de otras instituciones similares de la época, pero que echó los cimientos para que una década más tarde naciera el club que es sinónimo de deportes en la actualidad.

CLUB ATLÉTICO Y SOCIAL SAN BENITO

CAPÍTULO III
“3 DE FEBRERO FOOT BALL CLUB”
(CONTINUACIÓN)
Entre los primeros jugadores que desde la voz popular se mencionaron en el tiempo como integrantes de la formación del primer cuadro que representaba al equipo de la Colonia “3 de Febrero” se puede mencionar a Ángel Brenna, Alfredo Lessa, Félix L. Genolet, Máximo Müller, que fue su primer arquero, Mario Bearzi, Ricardo Miceo, etc.
No es extraño que el arquero del primer equipo que representó a la Colonia “3 de Febrero” haya sido don Máximo L. F. Müller ya que había debutado en ese puesto el 22 de julio de 1907 en un partido jugado en el Campo Candioti de Paraná y fue a partir de entonces un gran guardameta defendiendo los colores rojiblancos del recién fundado Paraná Foot Ball Club, hoy decano del fútbol capitalino. Hasta 1915 era arquero de Paraná, cuando se reincorporó este club a la Federación de Fútbol, integrando la primera división junto a B. Elena, R. Pintos, Hollard, E. Zaragoza, L. Almada, H. Almada, Blanco, E. Harroy, l. Genache, J. Prieto.
Máximo Müller no tardó en afincarse en San Benito trabajando como tornero en los talleres de don Luis Falco, casándose con una de sus hijas, María Luisa, en mayo de 1916. Esta relación le permitió integrar el equipo de fútbol que por entonces comenzaba a hacer sus primeras experiencias deportivas en la localidad. Seguramente contribuyó también en la difusión del reglamento de este deporte porque había tenido actuaciones como árbitro en varios encuentros, que merecieron el reconocimiento público.
Así comenzó el desarrollo de este juego tan popular en la zona agrícola adyacente a la capital entrerriana, que de a poco fue arraigándose entre los jóvenes. Ya por entonces existían en Paraná varios equipos y poco menos clubes, como Paraná FBC, Talleres FBC, Estudiantes FBC, Provincial, Estudiantes de Comercio, Belgrano y otros tantos que desaparecieron con el tiempo, como también meses más tarde (en diciembre de 1914) nacía Patronato de la Juventud Católica frente a la Plaza del Seminario.
En diciembre de 1942 en la publicación “Paraná Campaña” que aparecía mensualmente se dedicó dos páginas a San Benito y en el comentario sobre la faz deportiva se rescata lo siguiente: “Deporte. En cuanto a la faz deportiva debemos manifestar que el deporte que más se ha practicado y con todo entusiasmo ha sido el fútbol. Años antes a 1923 se practicó este deporte pero sin estar auspiciado por ninguna entidad organizada…”
Se debe reconocer que todos los clubes, por más humildes que sean, tienen un pasado digno de ser rescatado y merecen el reconocimiento toda vez que por ellos han pasados muchos individuos que dejaron su señal, su sello, ya sea por sus cualidades deportivas, como por su actividad como dirigentes o de simples asociados.
Sabemos que este tipo de instituciones, los clubes, se fueron generando a partir de la necesidad de utilizar el tiempo libre de manera organizada y comunitaria por parte de nuestros pueblos, pero no podemos dejar de reconocer que la forma en que se fueron estructurando tiene mucho que ver con la influencia del ferrocarril, que habría caminos por el interior de nuestra patria y con el mismo llegaron los ingleses con su estilo respecto a la generación de actividades de esparcimiento, introduciendo en nuestro país no solamente la práctica del fútbol sino la mayoría de los deportes.
Volviendo a lo nuestro, hay muchas versiones orales respecto a los orígenes del Club San Benito, todas ellas respetables, que forman parte del acervo popular, sostenido en el tiempo en cualquier oportunidad que se presente para rememorar tiempos pasados. Claro que a veces, en el afán por narrar hechos del pasado, se corre el peligro de distorsionar, agregar o quitar acontecimientos, como lo que ha ocurrido hasta con nuestra misma historia nacional, escrita en más de una oportunidad por plumas empastadas de ideología sectaria o política.
El pasado del club representativo de la ciudad de San Benito se puede dividir perfectamente en cuatro etapas principales: El “3 de Febrero Foot Ball Club” – Club Atlético San Benito - La etapa del cura Laurencena y la Afiliación a la Liga Paranaense - Los últimos cuarenta años.
Después de aquel histórico encuentro y otros que se pudieron ir realizando esporádicamente, nació en San Benito dos años después el “3 de Febrero Foot Ball Club”. Comenzó como un equipo representativo, siendo el embrión de un club que nacería algunos años después. Como dato referencial sobre la fundación de este club se toma el 9 de julio de 1916, sin que para ello exista documentación que lo certifique; no obstante, el dato preciso y categórico es el transcripto de manera textual que surge de setiembre de 1914: Por entonces un equipo de fútbol de San Benito nos había representado, empatando cero a cero con su similar de la Escuela Alberdi.
Si fue José Tomás Zapata el impulsor de la formación del primer equipo de fútbol, no es difícil deducir, tal vez aventurando una explicación, que dicho maestro no era originario del distrito, venía desde la ciudad y que la primer denominación que conoció cuando llego designado a su nuevo destino fue, precisamente: Colonia 3 de Febrero, por lo que no es difícil suponer la razón por la cual se llamó así al primer equipo de la localidad, aún cuando ya era de uso popular “San Benito” para identificar el lugar.Al mencionar el terreno de las hipótesis, se debe recurrir en este caso a atar cabos ante la falta total de datos que nos den una relación de continuidad, pero existe una información que nos acerca muchísimo a la verdad sobre el inicio del club de San Benito. Casi se diría que es propiamente el origen del fútbol local aquel partido antes mencionado, porque no es casual lo ocurrido aquel sábado 26 de setiembre de 1914, ya que una columna de prensa anunciaba pocos días después, lo siguiente:
“Oct.8.- Ha quedado constituida a iniciativa del Sub Inspector de Escuelas J. Barcón Olesa la Comisión Directiva de la “Sociedad Fomento Escolar y Social del Distrito Sauce” en la forma siguiente: Presidente José Bisiac, Vicepresidente Enrique Puigarnau, Secretario J. Tomás Zapata, pro secretario Alfredo Argenti, Tesorero Agustín Pando, pro tesorero Luís Genolet, Vocales Señor J. Barcón Olesa, Ricardo Estrada, Luís Restano y Cristóbal Zatti”.
¿Es acaso una casualidad que el designado Presidente de la Sociedad de Fomento Escolar y Social haya sido, precisamente, el dueño del terreno donde se había hecho la primer cancha de fútbol, que llamaron la plaza de ejercicios físicos? Para nada, ya que fue su secretario el maestro José Tomás Zapata, lo que significa que se había armado días atrás la mencionada sociedad con su equipo de fútbol representativo. En esta comisión fue pro Tesorero Luis Genolet (abuelo de Nelson “Chino” Zorzenón), quién vivía en la otra cuadra, en la esquina de Rivadavia y Friuli (donde hoy existe una ferretería) y que años más tarde aparecerá como uno de los fundadores del “3 de Febrero F.B.C.” en 1923.
¿Debemos reconocer en los integrantes de esta flamante comisión a los verdaderos fundadores, a los que cavaron el cimiento sólido del actual club?; ¿es que acaso desde este presente se puede seguir esperando que en el futuro alguien nos de más luz sobre el pasado?...
Lamentablemente el maestro Zapata estuvo poco tiempo ejerciendo en la escuela N° 28, ya que para diciembre de 1914 estaba al frente de la misma quién había sido su ayudante desde el mes de marzo, según esta noticia: “En la escuela de esta localidad con motivo de haberse terminado las tareas escolares, se llevó a cabo una exposición de labores, estando a exposición del público varios días los trabajos hechos durante el año por las alumnas y ex alumnas. Las prendas han sido muy admiradas por las familias visitantes, habiéndose distinguido los trabajos de las alumnas: Irida Costa, Corina Lesa, Isabel Genolet, Teresa Pellarini, Italia Fontana, María Luisa Lesa, María Zuiani, T. Bizai, Aída Bader, Julia Genolet, Carmen Ilarza, Eulalia Vieytes y Olga Pellarini. Resultaron sobresalientes por la delicadeza y buen gusto las obras presentadas por las ex alumnas señoritas Ángela Falco, Josefa de Zapata y María Luisa Falco. Felicitamos a la directora Sta. Emma Zapata por haber visto coronados sus esfuerzos con el éxito alcanzado”.
Ratificando aún más acerca de la ausencia de Zapata en la localidad, por Resolución de febrero de 1915 fueron designados en la escuela infantil 3 de Febrero de San Benito, la maestra rural Elena Rolando como directora e Isolina Casanova como ayudante.
El maestro José T. Zapata pasó a ejercer en Paraná, y para setiembre de 1916 seguía vinculado al fútbol, siendo miembro del “Estudiantes de Comercio F. B. C.” (que no tiene nada que ver con el Club Estudiantes actual), según este suelto de prensa: “El viernes Estudiantes de Comercio F.B.C. dará un beneficio en el Ítalo Argentino. Tomará parte en varios números el señor F. Garcilazo, el señor José T. Zapata leerá unas poesías y se exhibirá la gran cinta “El Sacrificio de un Alma”. Esperase que este festival sea todo un éxito. El producido destinarase para el arreglo del campo de deportes (campo Candioti) el cual lo ha conseguido por el plazo de cinco años”.
No hay registros que nos pongan al tanto si la actividad futbolística tuvo continuidad, sin embargo, si hubiera sido así la prensa de la época lo hubiera hecho notar. Esta afirmación no es temeraria toda vez que en este tiempo se le daba mucha importancia y difusión a todos los encuentros de fútbol que se llevaban a cabo, incluso a los de infantiles. Por ejemplo: los primeros equipos que armó el cura Bartolomé Grella con su Patronato desde el 14 de diciembre de 1914 eran publicados hasta con el nombre y apellido de cada uno de los participantes. También se daban a conocer los partidos que se jugaban en los alrededores.
Los medios de prensa contaban por entonces con muy poca información deportiva porque el fútbol “oficial” en Paraná se había detenido a raíz de un cisma entre la dirigencia y se prolongó hasta mediados de 1919, lo cual hace presumir que cualquier noticia acerca del fútbol debería haber sido bien recibida.
Hay que tener en cuenta que en ese momento el mundo estaba sufriendo la primera guerra, que fue desde 1914 a 1918, y la mayoría de las familias europeas afincadas en la zona sufrían sus pormenores con mucha ansiedad. Incluso hubo quiénes viajaron para incorporarse como soldado en dicha guerra, Pauloni por poner un ejemplo, lo que significó un estado de preocupación muy pronunciado.
Numerosos vecinos de San Benito suscribieron al movimiento de neutralidad firmado en octubre de 1917, pudiéndose mencionar a: Máximo Müller, José Bisiac, Luís Falco, Ignacio A. Falco, Miguel L. Falco, Manuel Hilarza, Francisco Miceo, Antonio Cernez, Bernardo Hilarza, María Luisa Falco de Müller, Berta Müller, etc. junto a todos los colonos extranjeros de la zona.
De esta manera la falta de práctica del fútbol no puede ser casual, sino que nos indica que la misma en este tiempo era esporádica, al menos. Así transcurrieron algunos años, sin embargo no es aventurado pensar que aquel equipo de la Sociedad de Fomento Escolar y Social de 1914 se haya transformado en el equipo del “3 de Febrero Foot Ball Club” del presunto 9 de julio de 1916, al que la voz popular hace culto. Hay que destacar que hasta aquí se ha hecho alusión al equipo y no al club.
Es digno tener en cuenta que los que iniciaron el fútbol en San Benito no fueron precisamente los colonos, sino que fueron los que estaban en el casco poblado de la localidad, que en 1920 contaba con 600 habitantes y toda la colonia tenía alrededor de 2.300, siendo la agricultura y la ganadería las principales actividades. Entre los que tuvieron alguna relación con los inicios de club, se puede hacer mención a los siguientes vecinos: José Bisiac, Alcalde y almacenero; Agustín Pando, Jefe de Correos; Luis Genolet y Ángel Argenti, acopiadores; Federico Bader, Luis Lesa, Romeo Zampa, José Zorzenón y Pando, almaceneros; Luis Falco, carpintero y fabricante de carros; Stelio Vatta, “médico” y farmacéutico; Bautista Bearzi, fabricante de ladrillos; Bernardo Hilarza, panadero; y entre los chacareros se puede mencionar a Valentín Valentinuz, al único que tuvo algo que ver con el club.
Para tener un dato categórico sobre esta afirmación se puede tomar como referencia más precisa la siguiente columna de un diario de 1923:
“NUEVO CLUB. En el vecino pueblo de San Benito ha quedado constituido un nuevo club que llevará el nombre de “3 de Febrero F.B.C.” habiendo sido constituida la Comisión Directiva como sigue:
Presidente J. (Jacinto) Pérez, Secretario J. (Juan) Bader, Tesorero P. (Pedro) C. Vieytes, Vocales Wanglio (Manglio) Vatta, A. (Alfredo) Sosa (Lesa), E. (Enrique) Badere (Bader) y L. (Luís) Genolet”.
Entonces no es aventurado afirmar que quién introdujo el fútbol fue el maestro José Tomás Zapata y quién le dio más actividad y concretó su organización fue el maestro Jacinto Pérez, quién venía siendo un deportista activo y que cuando era estudiante en la Escuela Alberdi era wing derecho titular en el equipo de dicho colegio, junto, Taborda, González, Segovia y Rico.
Reiterando el comentario del capítulo anterior publicado en el mensuario “Paraná Campaña” de diciembre de 1942, sobre la práctica del fútbol sin el auspicio de entidad organizada, el mismo continuaba de esta manera: “…Desde 1923 recién puede decirse que el fútbol adquiere su verdadero desarrollo, acrecentando en años sucesivos un gran poderío. Formaban la escuadra superior muchachos locales que supieron mantener en lides memorables los prestigios conseguidos a pura corazón.
Debemos señalar como recuerdo justicieros a los verdaderos iniciadores y propulsores que lo fueron los señores José Demartín, Mario Bearzi y Ricardo Miceo.
Formada la entidad futbolística “3 de Febrero” F.B.C., cuyo título histórico hacía honor a la colonia que lleva el mismo nombre, empezó una época de progreso orgánico bajo la directiva del Sr. Jacinto A. Pérez y muy pronto los colores: aquel celeste y blanco que fueron elegidos como símbolos, fueron paseados con honor en la palestra de los pueblos y villas adyacentes, cosechándose lauros inmarcesibles que viven en el recuerdo de los que supieron brindar sus mejores energías al desarrollo del popular deporte.
Atizando el pasado, no podemos dejar de nombrar aquellos muchachos de la primera etapa, que ofrendaron su acción tesonera y su entusiasmo sin precio…¡noches aquellas! Al descampado y bajo el claro resplandor de la luna, amiga desinteresada que ayudaba a encontrar la pelota y terminado de esa forma el entrenamiento de la semana, aparecían el domingo próximo dispuestos a vender cara la derrota en la lid los crakcs que lo fueron del primer tiempo: Félix Luis Genolet, Ángel Brenna, Alfredo Lessa, Aleardo Vatta, Manlio Vatta, Pedro Serra, Justo Tomasini, Juan Bader, Enrique Bader, Ignacio Falco, Miguel Falco, Máximo Müller, Marino Valentinuz y Jacinto Pérez como capitán.
No podrán borrarse de la memoria de los que participaron de aquellas memorables jornadas, las embajadas futbolísticas que se trasladaban en carros de cuatro ruedas, que marchaban tirados por burritos que andaban al son de rebenques.
Don Juan Pralong ¡con cuánta alegría acarreaba a los muchachos! ¡Cómo se dilataban sus mandíbulas para festejar con una carcajada la humorada juvenil; honorífico carrero, estampa del criollo bien plantado, bien te cabe el brochazo de este olímpico recuerdo!
Sigue el carro devorando distancias…frío en el ambiente y qué calor de entusiasmo abrigando en los pechos. Entonces el deporte era una inclinación al bien, no sólo del cuerpo sino del espíritu, medio de vinculación entre los pueblos, mensajero de paz y confraternidad.
De aquellos muchachos entusiastas del año 20 que impusieron el fútbol en nuestro medio a fuerza de corazonada…”

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CAPÍTULO II
EL TIEMPO LIBRE DE LOS SANBENITENSES

...Respecto a la utilización del tiempo libre, en los primeros tiempos de los colonos friulanos, austriacos o italianos, que arribaron a poblar la Colonia “3 de Febrero” a partir del año 1879 no pudieron disponer con demasiada libertad del mismo por la razón de sus necesidades para instalarse en los campos, construir sus viviendas, producir el grano como principal fuente de ingreso, etc. No tenían tiempo que perder.
Pero con el correr de los años los “gringos” se habían integrado con los criollos, que se fueron acercando a ellos ya sea a través de las actividades propias del campo, o por la actividad comercial, por las escuelas, por la iglesia, etc., como también con otras etnias como con los suizo franceses ubicados detrás de los campos de la Base Aérea, tal el caso de Luis Genolet, José Sierro, Antonio Micheloud, José Ruda, etc., con los franceses como Ernesto Félix Cabrol, con sus hijos (entre otros) Juan Agustín y Félix, Domingo Carrere y muchos otros. Así comenzaron a compartir muchas cosas, entre ellas, el tiempo libre y al principio no había mayores oportunidades para distraerse más que concurrir a las pulperías o fondas de Eugenio Pauluzza, Juan Cabrol, Alfredo Lessa y otros.
Allí el juego provino por añadidura y más que nada el juego de cartas, como también “la morra”, que trajeron los friulanos. Pero los fines de semana había otras oportunidades para compartir el tiempo y así se organizaban bailes, algunos de ellos se realizaban en la esquina de Rivadavia y Friuli, donde el “volantero” José Demartín (Jefe de la Oficina de Correos desde 1900) ofrecía su salón, como así también se comenzaba a participar en la realización de carreras cuadreras, que no demoraron en atraer a los extranjeros.
Estas competencias de caballos eran más sencillas que las propias de los hipódromos; había andariveles para correr en los caminos vecinales de los distritos Sauce, Espinillo, en Paracao y Las Tunas de Paraná, entre otros. Las mismas se llevaban a cabo cerca de las pulperías y sus organizadores eran los propietarios de estos comercios, quienes debían gestionar la autorización correspondiente ante las autoridades de turno. Se pactaban a 200 y hasta 400 metros, ya sea “con partida detenida”, de cajones o “partiendo” y eran largados por un “bandera” que se colocaba a distancia prudencial a un costado de la “cancha”. Una vez puestos de acuerdo en el desafío, se debía hacer la “depositada” ante la policía, de acuerdo a la ley vigente.
Mil y una anécdotas hay sobre estas competencias. Las travesuras, los entuertos, las dosis de “cegarra”, las trampas que a veces lindaban con lo delictivo nunca faltaban; las apuestas a los costados de las canchas de carrera abundaban y el alcohol era un invitado de lujo.
Hay que dejar establecido que las carreras cuadreras fueron hechas propias por el criollaje de la zona desde mucho antes de la inmigración masiva, que se dio a partir la Ley Nacional de 1876 del Presidente N. Avellaneda. Vale aclarar también y en el mismo sentido que desde 1740, aproximadamente, el Distrito Sauce contaba con numerosos pobladores que fueron llegando desde Santa Fe y que a partir de la instalación del ejército de Caballería de Urquiza en la zona de Espinillo con más de 12.000 hombres, la población de los campos aumentó considerablemente; esto, para no caer en la confusión creyendo que se pobló la zona recién cuando empezaron a llegar los extranjeros.
Habían pasado pocos años desde la llegada de los inmigrantes friulanos que poblaron la Colonia 3 de Febrero cuando las carreras de caballos abundaban en la zona. Para tomar como ejemplo, en 1895 y 1896 se hicieron cuadreras en los siguientes almacenes o pulperías de campaña: Casildo Herrera de Paracao el 23 de junio de 1895; José M. Bareda de Espinillo; Luis Frioni de Sauce; Pedro Reynoso de Espinillo; Carlos Devecchi de Colonia 3 de Febrero el 2 de agosto de 1896; Juan Heiman de Las Tunas en la misma fecha y Liborio Salinas en Las Tunas el 17/8/1896. Así, abundaron a través de los años estas competencias.
También, antes de la práctica del deporte, se introdujo el juego. Entre los juegos se puede destacar el juego – habilidad de “la taba”, que también era de puro arraigo en el criollaje, que había sido traída a América por los españoles, pero que hizo propia rápidamente la colonia friulana.
La taba era un instrumento hecho con el astrágalo de los vacunos, hueso que integra el tarso de los mismos, que tiene una cara cóncava en forma de S, lo que en el mencionado juego se llama “carne” o “suerte” y la otra cara plana, llamado “culo”. En la mayoría de los casos la taba se calzaba colocándole planchas de metal (por lo general con bronce) convenientemente recortadas, para evitar el deterioro de las mismas y más que nada para sopesarla o equilibrarla, siendo aprovechadas para grabar en ellas el nombre del propietario, motivos religiosos, alegóricos, ornamentales, políticos y hasta amorosos, porque las hubo con un corazón atravesado por una flecha. La trampa existía cuando la taba estaba “cargada”, detalle conocido por su propietario que con esto sacaba una ventaja, que en muchas ocasiones traía consecuencias desagradables.
La cancha para jugar a la taba se disponía en cualquier terreno que fuera despejado, con varios metros de largo y se dividía con dos rayas para delimitar el espacio que tenía que recorrer la taba antes de tocar el suelo. El lanzador se tenía que poner detrás de una de las rayas, tomar la taba con la palma abierta y de cara al cielo, con el pulgar apoyado en el borde de la parte superior; “echaba el ojo” para medir la distancia y arrojaba el hueso haciéndolo girar hacia atrás y tratando que diera muchas vueltas en el aire, para concretar un tiro de baquiano en el sentido de las agujas del reloj, que el paisanaje llamaba “tiro de roldana”. Si al “clavarse” la taba quedaba con la “suerte” hacia arriba, ganaba el tirador y si quedaba “de culo” ganaban los contrarios.
La referencia al juego – habilidad se traduce en que se mezclaban en este caso tanto el azar como la baquía del lanzador, quién tenía una gran sensibilidad para tantear el peso, para descubrir los imperceptibles desequilibrios que pudiera tener la taba, la distancia a recorrer, como principalmente, la clase para clavar el hueso en la tierra, sin necesidad de que se produjera alguna “rodada” o arrastre” innecesario. Aparte del desafío de los dos contrincantes que querían demostrar su habilidad, estaban los apostadores que, como en las riñas de gallos, generaban el barullo de tribuna y el apoyo o rechazo a cada uno de los tiradores.
El escritor tucumano Pablo Rojas Paz, describió este evento tan popular de manera excepcional:“...entonces que se ocupaba el tiempo vacante con la taba y los gallos. Y en el tiro del hueso era hacia lo alto, brillaba en el aire la chapa de bronce que los paisanos acostumbraban poner en la uña de la taba para que esta se clave mejor. Las apuestas se cruzaban a gritos, diez es al que tira -agarro- van veinte - no puedo. Los diestros clavaban el hueso, por la parte de la suerte, en la húmeda tierra entre las aclamaciones de la rueda. Pero no faltaba el torpe que la enviara rodando como una pelota, razón por la que debía soportar los chistes y las chirigotas de los críticos consumados del juego: lindo mozo para... bolear ladrillos -me ha de enseñar la maestría cuando se canse de hacerla -, dicen que lo van a llevar a París para que enseñe - la madre estaría muy contenta de verlo cómo se luce. Y así las bromas de zahirientes se volvían sarcásticas; y en otras ocasiones se vio manotear el cuchillo. Esta vez no porque todo era en familia. Y los tabeadores viejos sopesaban el hueso, ensayaban haciéndolo dar varias veces vueltas en el aire, palpitando la tirada precisa; hasta que por fin la taba describía una parábola y caía justo a los pies del otro contrincante. El Pinino era ya el milagro del juego; era la casualidad colaborando con la suerte; la taba se quedaba parada de canto, en un equilibrio inestable, entre las exclamaciones de júbilo de los que ganaban y las maldiciones de quienes tenían que pagar doble. Dos se habían trenzado en el ardimiento del juego; pues ambos querían demostrar la habilidad que poseía cada uno de ellos, para entretenimiento tan habilidoso…”
Otro suelto nos pinta la práctica del mismo juego en el año 1911: “FARRA OFICIAL EN “LOS PARAISOS”…Como la cosa va tomando colorido de oficialismo puro, la policía de orden superior ha privado que se corran las carreras depositadas en el camino conocido del “Hipódromo” el domingo, con el objeto de que la concurrencia se aglomere en la farra oficial que tendrá lugar ese día en “Los Paraísos”, donde también se tirará el hueso de rum-rum y de vuelta y media”... Se trataba de la quinta de Luis Londero en la zona de El Brete.
Nuestros colonos gringos y los criollos de la zona no estuvieron exentos en la práctica de este juego – habilidad. Se recuerda que hasta los años cincuenta del siglo pasado se jugaba habitualmente a la taba y que en los domingos de lluvia los paisanos se juntaban en el salón de Miguel Rodríguez (donde estuvo “Il Cjanton”) y allí desparramaban la tierra necesaria que estaba embolsada de antemano y jugaban a la taba.
Otro juego fue el de las bochas, que se transformó en un deporte con el correr del tiempo y que en San Benito se practicó desde las épocas de la floreciente colonia, habiéndose instituido en el Club local a partir de diciembre de 1950.
Este juego, que se cree tuvo sus inicios en Egipto alrededor de 5.000 años antes de Cristo, se desparramó por el mundo en muchas variedades como lo fue el “Bocce” en Italia, el “Bolla” francés, el “Bolle” en Dinamarca, el “Ula Miaka” en Polinesia. Pero el origen de las bochas que se juega en nuestro país, se toma como más próximo el que se jugaba en Inglaterra, donde en el año 1299 ya existen registros que se practicaba sobre el césped en la ciudad de Southampton.
Se sabe por la tradición oral que desde un principio se jugó en nuestra colonia y que también fue practicado sin diferencias de etnias. Así entonces se fue utilizando el tiempo libre, alternado con la práctica religiosa de concurrir a la misa de los domingos, no sin alternar el paso previo por algún boliche de los alrededores por parte de los colonos.
Con posterioridad se comenzó con la práctica del fútbol. Primero con la simple reunión de algunos valientes aficionados y con el tiempo con la formación de un equipo representativo.
Para darle mayor consistencia a la poca información que se registra de aquellos lejanos tiempos es interesante tomar el siguiente suelto de prensa de 1914 que nos pinta un panorama más certero sobre el particular:
“SAN BENITO. FIESTA ESCOLAR. Set.29. El sábado 26 de corriente se llevó a cabo en esta escuela una fiesta escolar con motivo de la conferencia pública que el director de la misma desarrolló sobre el tema siguiente: “La Instrucción como base del progreso y bienestar, placeres intelectuales”
Concurrió el señor Sub inspector señor J. Barcón Olesa, el señor Director de la Escuela Alberdi, acompañado de sus alumnos y numerosas familias de este pueblo.
El señor Zapata leyó una poesía de homenaje a los estudiantes de la Escuela “Alberdi”. Luego en la Plaza de Ejercicios Físicos, una compañía de boys scout, invitada al efecto, hizo varios ejercicios. Por último se dio fin al programa con un match de foot ball entre los teams de la escuela Alberdi y el de San Benito, los que después de una lucha reñida terminaron sin haberse anotado ninguno de los bandos ni un goal a su favor”.
El 11 de octubre siguiente se realizó en el mismo lugar un encuentro entre el Provincial F.B.C. de la vecina ciudad y Bristol F. B. C., lo que significó algo así como una exhibición de juego de acuerdo a lo que por entonces se practicaba en Paraná.
Para reforzar esta información sobre la práctica deportiva en la localidad, es interesante recurrir a documentos del Concejo General de Educación en los que se registra lo siguiente sobre el maestro Tomás Zapata, casado, director de la escuela de San Benito desde ese año: “es de buena preparación, con bastante prestigio dentro de la escuela, ha creado una Plaza de Ejercicios Físicos…”
De acuerdo a esta información, fue el director de la Escuela N° 28 quién introdujo la práctica física y deportiva en San Benito y el que creó el primer campo de deportes, como así también el que estableció contactos con las autoridades alberdinas para confraternizar deportivamente. No es de sorprenderse esta relación ya que este maestro no sólo era egresado de dicha escuela de maestros rurales, sino que también en sus épocas de estudiante había sido el arquero titular del representativo de aquel colegio.
En efecto, cuando el fútbol se practicaba desde hacía siete años en la ciudad capital, a la par de los equipos de Paraná F.B.C., Estudiantes F.B.C. y Unión -Talleres F.B.C. que hacían sus primeras armas en este deporte, los colegios Nacional, Normal, Alberdi y Escuela Sarmiento tenían sus propios equipos, en los que se mechaban jugadores de los clubes antes mencionados.
Cuando la “Sociedad Sportiva Pro Vencedores” (entre cuyos principales impulsores estuvieron Lucio Arengo, Andrés J. Zapata, etc.) instituyó en Paraná el primer trofeo Competencia en 1908 (once medallas de plata para los triunfadores), haciendo jugar un hexagonal, participó allí la Escuela Alberdi, siendo Podestá su primer arquero. Al año siguiente se realizó el primer campeonato de Paraná por la Copa Competencia e intervino también la Escuela Alberdi. En la primera fecha se enfrentaron el domingo 23 de mayo de 1909 los equipos de Estudiantes F. B. C. y Escuela Alberdi, cuya formación fue integrada por: T. Zapata; L. P. Silvestre y Cabrera; Méndez, Leonardo Silvestre y Chauseaud; Ordizzi, Fernández, Francisco Eyto, Álvarez y Ramírez. Fue designado árbitro de este partido el inglés (del ferrocarril) George Roberts.
Esto quiere decir que J. Tomás Zapata venía con el conocimiento en la práctica del fútbol, propio de la época, ya que fue el arquero titular de la Escuela Alberdi y que en lo poco que se había preparado para ejercer fue el concepto de jerarquizar las prácticas deportivas entre el alumnado, tal era el criterio que se venía universalizando desde años atrás en las escuelas públicas. Hay que aclarar que no llegó a recibirse de maestro pero en esa época no era un condicionante para conseguir trabajo como maestro.Había sido designado como director de la escuela infantil de segunda categoría de “Colonia 3 de Febrero” el 1 de marzo de 1914, junto con su ayudante y hermana la maestra Emma Zapata. Tomando fehacientes datos sobre el lugar donde estaba la Plaza de Ejercicios Físicos en San Benito, se desprende que se ubicaba enfrente de la iglesia parroquial, en el terreno baldío que quedaba detrás y al norte del almacén de José Bisiac, luego de José Gasparín hasta que cerró no hace muchos años. Al efecto basta con tomar un aviso aparecido en el periódico “La Mañana” de Paraná en enero de 1923:
“LOPEZ Y PRINA. Remate en San Benito. Colonia 3 de Febrero. Excepcional remate. 4 de febrero de 1923. Vendemos por orden de su dueño señor José Bisiac su propiedad sobre la misma plaza pública, frente a la iglesia parroquial y escuela fiscal. Edificio moderno, sólidamente construido en cal, con amplias habitaciones, salón en la esquina de 12 metros, galpón, sótano, cocina, baño, galería, pozo con molino de viento y aguas corrientes, etc. Todo lo edificado y plantado en una manzana entera cercada con alambre tejido. Base 12.000 pesos. 4.000 pesos al contado y el resto a 8 años con el 8% anual (tiene 4.000 pesos en cédulas hipotecarias). Amaro C. López – Roberto Prina. Monte Caseros 211”.
Otro dato curioso y digno de destacar es el hecho de que en aquella fecha del primer partido participó de la fiesta una delegación de boy scouts de Paraná y que fue justamente Arturo F. Penny, el primer argentino que practicó el scoutismo desde el 27/8/1908 al fundar la primer patrulla en el país, quién trajo el grupo de scouts que se había constituido en Paraná, ya que en mayo de ese año había sido designado Comisionado del Batallón de Scouts de la ciudad.
De esta manera entonces contamos con el antecedente más antiguo sobre la práctica del fútbol en San Benito con un equipo representativo y se puede afirmar, sin temor a equivocarse, que el primer equipo de fútbol se presentó el sábado 26 de setiembre de 1914.

CLUB ATLÉTICO Y SOCIAL SAN BENITO

CAPÍTULO I
“Lo inevitable es que hay un futuro que nos espera"

Indagar en el pasado de nuestra localidad y descubrir el inicio de sus instituciones es realmente apasionante, porque permite retroceder en el tiempo hacia una centuria, en la que han pasado tantos acontecimientos que incitan a plasmarlos de alguna manera, para no correr el riesgo que los absorba definitivamente el tiempo que habrá de venir.
Se acerca un nuevo aniversario de la institución más antigua que fundaron nuestros antepasados y que llamaron en principio “3 de Febrero F.B.C.” para luego adquirir la actual denominación del único club social y deportivo de la ciudad. En su homenaje irá este apéndice, aburrido tal vez, pero que lo merecen todos los que lo hicieron y sostuvieron hasta hoy.
Hay que hacer un comentario previo para desandar el camino que se transitó en los inicios del club; es necesario ubicarse en el contexto general de esa época, cuando arreciaba la primera conflagración mundial, cuando todo dependía del rendimiento de las cosechas y en menor medida de la producción de las lecherías y otras actividades menores propias del campo.
Si había una actividad distinta, en cierta manera, era la que generaban los talleres de Luis Falco, donde se trabajaba a nivel industrial en la reparación y reforma de los motores a vapor que utilizaban las trilladoras; también desde allí y desde otras casas dedicadas al rubro partían para la zafra de las cosechas muchos equipos de trilla, con más de una veintena de personas cada uno de ellos.
Esto quiere decir que los jóvenes de entonces no tenían mucha variedad de opciones y aunque estuvieron radicados varios de ellos en el pequeño casco urbanizado de la colonia, eran más afectos a las costumbres del campo.
La mayoría de los que vivían en el pueblito, que no superaba los cuatrocientos habitantes, estaban relacionados con el comercio a través de sus padres y habían recibido las enseñanzas escolares primarias en la escuela, que ya por entonces había estrenado las dos aulas del edificio de madera habilitadas a principios de 1913.
No había una relación muy fluida con la vecina ciudad, a no ser por lo poco que se podían contactar con la cercana Villa Uranga (ex Villa Giordani), con la que mantenían lazos de familiaridad o de amistad, la que no se extendía más allá del antiguo matadero municipal, en la loma que se llamó desde 1872 en adelante Los Corrales Nuevos y luego como se conoce hasta hoy, simplemente: Los Corrales. Hasta allí llegaba el tranvía arrastrado por caballos que construyera el ítalo - inglés Jorge Suares a partir del permiso que le diera el gobernador Urquiza por 1869 y cuya construcción se inició en 1873.
Hasta ese lugar llegaban los suburbios de la ciudad capital, donde las fondas o bares de Capitani, Coretto, Battaglia y otros, eran la última posta antes de adentrase en las chacras vecinas, que iban anunciando desde las irregulares lomadas la proximidad de la campiña; caminos de tierra mal cuidados (que no envidiaban a los de hoy) conducían hacia lo que es calle Miguel David, por donde las parcelas sembradas, se entremezclaban con los corrales donde se encerraban las vacas de varias lecherías, desde aquellas desde donde muy temprano arrancaban sus propietarios con los carros para repartir la leche a domicilio.
Y más adelante la gran colonia; la intacta colonia en sus costumbres, en su estilo ancestral en el laboreo de la tierra, encerrados en su propia idiosincrasia, que nada tenía que ver con la vecina capital provincial. Allí pululaban en sus colinas hombres y mujeres trabajando en las chacras, ya sea sembrando al voleo, ya deschalando maíz, ya engavillando en la época de la cosecha fina. Generalmente los muchachos debían cuidar de los animales en los caminos vecinales y las jóvenes conocían también la rudeza de la vida chacarera, pero aprender corte y confección era para ellas como una carrera universitaria.
Había que cumplir sin que el frío, la lluvia o los calores agobiantes detuvieran las tareas habituales. Pero al tiempo fueron comprendiendo que la vida no era sólo trabajo y buscaron su desasosiego. Al principio lo encontraron en los almacenes, los boliches que tenía el pueblito, donde el alcohol era un aliado insustituible de la charla franca, amena e interminable de los paisanos que contagiaban con la sinceridad y verdad de sus manifestaciones, tan propias del hombre de campo; allí descubrieron las carreras cuadreras y la taba como otros medios de distracción.
Pero más tarde comprendieron que no todo debía ser trabajar o “burrear”, que necesitaban un complemento en la asociación cultural, social o deportiva, aunque hasta ese momento tuvieran en la habitual práctica religiosa algún vestigio de vida en comunidad.
Este es un trazo grueso de lo que era en la década del ‘10 del siglo XX la Colonia 3 de Febrero, con su casco poblado que desde 1887 comenzara a llamarse San Benito. Sobre este contexto hubo que iniciar una búsqueda, muy difícil por cierto, de datos concretos que corroboraran muchos versiones existentes hasta la fecha. Si es que en algún momento pudiera aparecer alguna contradicción no deber ser tomada como la negación a lo conocido hasta la fecha, sino que viene a servir como un aporte más que enriquezca el conocimiento sobre el pasado.
Para narrar la historia de las instituciones, de los pueblos, de las personas se origina una responsabilidad que implica la obligación moral de despojarse de toda parcialidad; escribir esta narración acerca de la vida de la principal institución deportiva y social de la ciudad es un desafío difícil de afrontar, desde la falta de los libros de actas, que pudieran ayudar a descifrar lo ocurrido en tantos años, a la reticencia de los que guardan valiosas informaciones y fotografías que son el fiel reflejo del ayer.
Esta razón conlleva a acudir a la prensa escrita, muy rica en informaciones, para determinar un hilo conductor en la narración que viene, corriéndose el peligro de ser interpretado como poseído de una parcialidad inexistente. Se trata, nada más ni nada menos, del valioso material que guardan los archivos y hemerotecas más importantes de la capital provincial. Allí hubo que acudir para saciar la curiosidad de saber acerca de la vida de una institución que se ha mantenido en el tiempo, pese a las muchas dificultades por las que ha atravesado.
No eran muchos los medios escritos que existían desde 1910 en adelante en Paraná; había desaparecido “El Entre Ríos” a fines de 1912 (volvió a aparecer en 1918) y nació “La Acción” (1912), luego arrancó “El Diario” desde 1914. Años más adelante apareció “La Mañana” por 1921 y fue esporádica la vida de otros diarios como “El Tribuno”, “La Provincia”, “Tribuna” (1928), “El Tiempo” (1929), “La Libertad” (1932), y otros tantos.
Para arribar a esta narración hubo que recorrer algunos centenares de diarios e indagar dentro de sus ajadas páginas, buscando en sus rincones alguna noticia que nos refiriera algo acerca del modesto club de la campiña paranaense. No fue en vano; se puede afirmar que se ha logrado medianamente hilvanar una consecución de acontecimientos, que permiten arriesgar esta opinión: puede tomarse, si alguno lo quiere, como la Historia del Club Atlético y Social San Benito.
A simple vista puede aparecer como carente o trunco este resumen por el faltante del rico folclore popular, ese inmenso rosario de anécdotas, de versiones orales, que aparecen en cada reunión, en cada oportunidad que se habla de los tiempos que ya fueron. ¡Se merecen el más grande de los respetos!...y estarán siempre ahí para adornar y enriquecer cualquier conversación donde se rememore acerca de la trayectoria del club.
Cuando uno observa el estado vegetativo, inanimado, disociado de la única institución social y deportiva de la ciudad siente cierta impotencia; cuando no se logra integrar una dirigencia comprometida y llena de valores para encarar con pujanza el crecimiento sostenido, se piensa que lo aconsejable es ampliar el horizonte participativo, sin importar las ideas religiosas, políticas o sectoriales.
Se siente una pena muy grande cuando los otrora gloriosos defensores de la divisa rojiblanca y la anterior celeste y blanca dejaron de ser recordados con el afecto y simpatía que se merecen…porque sin esos cimientos nada existiría. ¡Parece mentira que no aparezca por ningún lado el recordatorio que bien se merece el cura Laurencena!, por citar uno y sin dejar de reconocer el esfuerzo de otros tantos buenos dirigentes. Es una deshonra para todos ellos, jugadores y dirigentes, que aquellos trofeos que tanto esfuerzo costaron conquistar en el pasado estén arrinconados como trastos viejos, sulfatados por acción del tiempo e ignorados con desidia o con desprecio.
Cuando uno se encuentra con dirigentes que confunden el azul celeste con el azul de Prusia, cuando se niegan éxitos del pasado para justificar pequeñeces del presente, cuando se equivocan con la traza de la banda roja poniéndola de derecha a izquierda, siendo que el mundo deportivo entero sabe que es al revés, uno siente el inquietante cosquilleo que se produce cuando otros quieren negar y pisar el pasado…
e íntimamente embarga la impresión de que todo pueda ser en vano.
Sin embargo, ¡lo inevitable es que hay un futuro que espera!...

martes, 20 de julio de 2010

UNA NOTICIA LAMENTABLE

HORRIBLE ACCIDENTE EL 20 DE ABRIL DE 1888

Las actividades de la ampliada Comisaría de la colonia no cesaron allí ya que al otro día tuvieron que actuar en un tremendo accidente ocurrido en la cuadra Nº 97 del ejido de Paraná, a unos dos kilómetros del almacén de José Pando. Del mismo se hizo eco la prensa de Paraná en estos términos: "Horrible Accidente. Ayer por la tarde (20/04/88) ha tenido lugar un suceso espantoso que ha conmocionado a la población.
En la Colonia Municipal, como a tres concesiones más allá del matadero se hallaba situada una fábrica de pólvora; en compañía de Honorato Pardini, como tuviesen que mover un pieza de la máquina, Beber (Ángel) llamó a Roberto (Pardini) que se hallaba en un departamento separado distante unas veinte varas, que es el gran depósito de pólvora. Roberto salió del depósito y cerró la puerta para acudir adonde lo habían llamado. En ese instante sintió una formidable explosión y vio a su hermano y a Beber que habían salido volando sobre el techo. Había tenido lugar un espantoso suceso, La fábrica de pólvora había volado.
Entre los escombros encontró Roberto a su hermano tendido detrás de un alambrado que rodea la fábrica. Lo levantó, entonces el herido pudo correr desesperadamente hacia un estanque espirando antes de llegar. Beber cayó destrozado a veinte varas de distancia. Estaba quemado, tenía profundas heridas causadas por las planchas de zinc del techo y completamente desnudo, deja una esposa y varios hijos.
Los escombros han sembrado el suelo a cuadra y media a la redonda".
Antes que ocurra este accidente el diario "La Opinión" sacaba el 21 de marzo de 1888 este comentario: "Con excelentes resultados va marchando la modesta fábrica de pólvora que hace muy poco tiempo se ha instalado en los Corrales Nuevos. La calidad de la pólvora es muy buena tanto para las armas como para los destinos de la industria. Está preparando distintas expediciones para distintos pueblos de interior como del litoral. Ha encomendado el dueño de la fábrica 30.000 tarros de pólvora para cazar. Que siga adelante !". De esta noticia se hizo eco don Alejo Peyret cuando en esos días visitó la zona del Paraná, que reflejó en su libro "Un Viaje por las Colonias de la R.A." : "En la Colonia "Municipal" no hay solamente molinos, hay también una fábrica de pólvora, aunque rudimentaria todavía; pertenece al señor Honorato Pardini, italiano, que obtuvo un privilegio por cinco años, y trabaja desde hace ocho meses; fabrica pólvora de cazar y de mina". Lamentablemente este emprendimiento quedó trunco junto con las vidas de Pardini y de Beber. El responsable de hacer las actuaciones policiales fue Don Antonio Ceballos.

LA COLONIA FUE NOTICIA

POR PRIMERA VEZ SE OCUPAN LOS DIARIOS

Con la llegada de una dotación de cinco personas más el Comisario Antonio Ceballos pudo realizar un mejor trabajo en su jurisdicción, lo que se ve reflejado en el periódico "La Opinión de Entre Ríos" del jueves 19 de abril de 1888: "Ecos Policiales. Manuel Ocampo es un vecino muy valiente de la Colonia "3 de Febrero", hará dos meses administró a su mujer una soberana paliza. Perseguido por las autoridades policiales pasó a Santa Fe y se instaló en la Colonia Esperanza. Hará dos días, creyendo hubiese transcurrido el tiempo suficiente para que las autoridades lo olvidasen, volvió a la Colonia, donde el Comisario Ceballos le echó el guante y lo envió al Departamento Central.
Ayer vino la mujer de Ocampo a pedir le largaran a su maridito. He aquí el diálogo que tuvo con el Comisario de Ordenes:
- Señor, vengo a pedir que me largue a mi marido.
- Pero, ¿que no te da de palos cada vez que se embriaga?
- Si señor, pero...
- ¿Que casi no te mató de la última paliza?
- Si señor, pero...
He aquí una mujer modelo. Hubo que contentarla que no serían tan severo contra el cariñoso marido!".
El 4 de agosto del mismo año volvía a ingresar preso Manuel Ocampo "por embriaguez y escándalo con la esposa".

OTROS REEMPLAZOS

CON LA ASUNCIÓN DEL GOBERNADOR RACEDO

El 9 de junio de 1883, aún desde Concepción del Uruguay, el flamante Gobernador Eduardo Racedo aceptaba, por Decreto, la renuncia al cargo de comisario de la Colonia "3 de Febrero" presentada por Don Ireneo Sola, designando como reemplazante al ciudadano Don Martín Giménez, vecino del Distrito Sauce y emparentado a los Giménez del Dto. Espinillo.

El Gobernador Racedo, ya desde la nueva sede del gobierno provincial en Paraná, el 14 de enero de 1885 designó por Decreto a Don Antonio Ceballos como Comisario, con anterioridad al 1º de octubre de 1884.

Para el año 1886 el Presupuesto Anual contemplaba el pago de $ 32 por mes ($ 384 por año) Para el Comisario de Colonia 3 de Febrero.
Don Sixto Borbotte reemplazó interinamente a don Antonio Ceballos desde el 11 de junio hasta el 16 de setiembre de 1887 por tener licencia extraordinaria para atender problemas particulares en María Grande.

Cabe apuntar que hasta esa fecha el Comisario no contaba ni con un edificio propio donde funcionar ni con personal subalterno. Recién el 5 de abril de 1888 se conoció un Decreto firmado por el Gobernador Basavilbaso dotando a la Comisaría de la Colonia de un sargento y cuatro soldados, con asignación mensual, incluyendo el rancho, de $ 12 m/n al primero y $ 10 para cada uno de los segundos. Asimismo se le encomendó al Comisario Ceballos ( y Juez de Paz) "...la designación del paraje mas adecuado para la edificación de la Comisaría, debiendo comunicarlo a este Gobierno, acompañando un presupuesto del edificio a construirse".
En el mencionado Decreto se incluía en la zona de cobertura también a la Colonia Municipal, es decir la parte que ocupaba la Villa Giordani, ya que los mismos vecinos del lugar habían pedido el 26 de marzo de 1888 la creación del Juzgado de Paz y porque "... la comisaría que actualmente sita en Los Corrales Nuevos carece de tiempo, de un local aparente en el centro de ambas colonias para atender debidamente de esa manera el comisario las sentidas necesidades del vecindario".

PRIMEROS REEMPLAZOS

EN LA COMISARÍA DE LA COLONIA
Para reemplazar al capitán Don Toribio Soria, el Gobierno Provincial designó a un hombre vinculado al poder político, que integraba el club "25 de Mayo", junto a Pedro Viñas, Francisco Maglione, Celestino Ortiz, etc. Se trata de Don Anacarsis Sola, hijo el ex Gobernador Juan León Sola, quién fue nombrado Comisario de la Colonia “3 de Febrero” el 2 de mayo de 1882, mediante Decreto firmado por el Gobernador Francisco Antelo. Posteriormente, en el año 1889, Anacarsis Sola se desempeñó en la Tesorería General de la Provincia.
ANACARSIS SOLA E IRENEO SOLA ESTUVIERON ENTRE LOS PRIMEROS 33 ALUMNOS DEL COLEGIO PARANA, LUEGO LLAMADA LA ESCUELA NORMAL JOSÉ MARÍA TORRES. 

En Concepción del Uruguay, el 18 de setiembre de 1882, se conoció el siguiente Decreto:
"Atendidas las razones en que el Comisario de la Colonia "3 de Febrero" Don Anacarsis Sola funda su renuncia y a propuesta del Jefe Político del Paraná, el Gobernador de la Provincia acuerda y
DECRETA:
Art. 1º Acéptase la renuncia interpuesta por el Comisario de la Colonia " 3 de Febrero" D. Anacarsis Sola, nombrándose en su reemplazo a Don Ireneo Sola.
Art. 2º Comuníquese, publíquese y dese al R.G.
ANTELO. J. J. Sagastume".
Rúbrica de Ireneo Sola, quien fue hijo del ex Gobernador Juan León Sola.

DECRETO DE CREACIÓN

Teniendo en cuenta las comunicaciones de esa época, llama la atención la celeridad con que se atendió un servicio como el de policía cuando hacía cinco meses que habían llegado los colonos friulanos y eran solo ocho familias, un poco más de veinte personas extranjeras. Es razonable pensar que el Jefe Político del Departamento Paraná, don Domingo Comas, haya tenido en cuenta por esos días que en la zona había una determinada población establecida entre propietarios y peonadas, lo que podría originar una colisión con los extranjeros recién llegados; mas aún teniendo en cuenta que el Jefe Político, Don José Francisco Antelo, que estaba en abril de 1879 era entonces el Gobernador de la Provincia.

Es muy poco lo que se rescata de Don Toribio Soria; el único dato, más bien familiar, es que fue compadre de Don José Noaco y doña Ángela Mermetti, en el bautismo hecho a su hija Rosa el 4 de noviembre de 1881. Este matrimonio italiano pertenecía a la Colonia Municipal.

COMISARIA DE COLONIA 3 DE FEBRERO

SU CREACIÓN
Si hubiese que llevarse por la historia popular, la que se transmite boca a boca, que ha sido muy sabia en distintos aspectos que hacen a la cronología de acontecimientos sanbenitenses, en este caso específico no es así ya que hasta ahora se conocía como primer funcionario policial a un tal Romero, que habría llegado en la década del 90 del siglo 19.

Es cierto que don Ramón R. Romero fue Comisario de la Comisaría del Distrito Sauce en 1896 y de la Comisaría de la Colonia “3 de Febrero” en 1898. Debe saberse que había dos comisarías en la zona: la de campaña que era una continuidad de la que atendía la seguridad de Quebracho, Espinillo, Sauce y Paracao al tiempo de la colonización por parte de los friulanos en 1879. Funcionó hasta enero de 1904, cuando fue funcionada con la de Colonia “3 de Febrero”.
La Colonia “3 de Febrero” tuvo su propia Comisaría a poco de su fundación en abril de 1879, cuando aún se deberían estar instalando en los campos de "San Miguel" , o como también eran conocidos: en los "campos del Castillo".
El 20 de noviembre de 1879, desde el Gobierno de la Provincia, cuya sede estaba en Concepción del Uruguay, se dio a conocer el siguiente Decreto:
"Siendo necesario la creación de una Comisaría de Policía en la Colonia "3 de Febrero", fundada en el Departamento del Paraná, para que pueda atender debidamente a este nuevo centro de población, el Gobierno acuerda y
DECRETA:
Art. 1º Créase la mencionada Comisaría, nombrándose para desempeñarla al capitán Don Toribio Soria.
Art. 2º.. Comuníquese, publíquese y dese al R.G.
ANTELO. JOSÉ R. BALTORE. TIBURCIO ALVAREZ PRADO" .

ÚLTIMO TRÁMITE DEL JUZGADO

Este trámite fue realizado en octubre de 1902, mientras la Legislatura Provincial debatía la supresión definitiva del Juzgado de Paz de Colonia 3 de Febrero.

FINAL DEL JUZGADO DE PAZ

"DIARIO DE SESIONES. CAMARA DE DIPUTADOS

3 de noviembre de 1902.
.....
Sr. PRESIDENTE - Está en consideración el asunto a la orden del día referente a los Juzgados de Paz.
Sr. SUB SECRETARIO - (leyendo)
Sala de Comisiones, Paraná octubre 24 de 1902.
H. Cámara:
Vuestra Comisión de Negocios Constitucionales y Legislación ha tomado en consideración el proyecto de Ley, venido del H. Senado en sustitución del sancionado por esta H. Cámara, relativo a la supresión de varios Juzgados de Paz de campaña, y por las razones que dará el Miembro Informante, os aconseja la sanción en los mismos términos que lo ha hecho aquel H. Cuerpo.
"El Senado y Cámara de Diputados de la Provincia de Entre Ríos, sanciona con fuerza de
LEY
Art. 1º Desde la promulgación de la presente, quedan suprimidos los Juzgados de Paz de Colonia Caseros, Colonia Yeruá, Colonia General Alvear, Estación Crespo, Pueblo General Racedo, Tres de Febrero y Villa San José (Colón).
Art. 2º Los archivos, expedientes en tramitación y útiles de los Juzgados, pasarán a los más inmediatos que sigan funcionando.
Art. 3º Comuníquese, etc.
Paraná. Octubre 2 de 1902.
Es copia auténtica.
Pedro Oberti. Srio. del H. Senado.
Sr. PRESIDENTE - En discusión en general.
Sr. PEREZ COLMAN - Estamos en presencia de un asunto conocido.
Cuando este proyecto se presentó por el señor Diputado por Colón, se discutió extensamente sobre las ventajas y desventajas de la existencia de la institución de los Juzgados de Paz. En esa ocasión la Comisión manifestó que según la estadística, los diversos informes producidos por inspectores y el conocimiento privado y público de los sucesos que ocurren, demuestran que los Juzgados de Paz, lejos de prestar servicios a las localidades donde funcionan, las perjudican.
Que el H. Senado ha sancionado este asunto, dejando subsistentes los Juzgados de Villa Hernandarias y Lucas González, y que la Comisión al aconsejar que la H. Cámara no insista en su sanción primitiva, solo ha inducido el deseo de que ese asunto no sufra más trámites que puedan traer el peligro de que quede sin considerarse definitivamente en vista de lo avanzado del período. Que las circunstancias que el H. Senado no ha tenido en cuenta para dejar los dos Juzgados mencionados, son accidentales, pues los hechos de carácter fundamental que están en apoyo a la supresión, comprende a todos los Juzgados y solo la suficiencia de las personas que desempeñan aquellos, no descubran a la simple vista los vicios y defectos que adolece la institución.
Que opina que la Cámara debe sancionar este asunto tal como viene en revisión del H. Senado.
Votado en general el despacho de la Comisión es aprobado; en particular, lo es igualmente quedando sancionado definitivamente.

...Paraná, noviembre 4 de 1902.
....POR TANTO:
Téngase por Ley de la Provincia, cúmplase, comuníquese y dese al R.O.
ECHAGUE. Mariano López".
Esta Ley fue sancionada y luego publicada como Documento Oficial en el periódico “El Entre Ríos” el miércoles 5 de noviembre de 1902: LEY. Paraná, 4 de noviembre de 1902. ...por cuánto el Senado y la Cámara de Diputados de la Provincia de Entre Ríos sanciona con fuerza de Ley: . Art. 1º. Desde la promulgación de la presente quedan suprimidos los Juzgados de Paz de ...COLONIA “3 DE FEBRERO”.

EL PRINCIPIO DEL FIN

No se conocen mayores datos estadísticos en relación al funcionamiento de este Juzgado de Paz, pero de una estadística del año 1900 surge que el movimiento era ínfimo, ya que no alcanzaban a mover seis papeles o expedientes por mes, lo cual sirvió para que se comenzara a observar con atención si se justificaba seguir abriendo sus puertas y mantener una inversión de alrededor de $ 165 por mes, o sea: $ 1.980 por año.

En el año 1900 se expidieron 67 notas, lo que significó ser el Juzgado de Paz con menor movimiento en toda la provincia. Lo superaban los Juzgados de Paz de Villa Urquiza (con 90 Notas expedidas), de Colonia Caseros (Con 100) y de Cerrito (con 102).
Los datos completos son los siguientes: -Expedientes que pasaron del año anterior: 1; - iniciados en el año: 28 civiles, 0 comerciales, 0 criminales; - total de expedientes tramitados en el año: 29; - Expedientes terminados en el año, por sentencia 6 y por arreglo 23; - Expedientes que pasaron al próximo año: 0; Providencias diligenciadas: 19; - Declaraciones tomadas: 10; -Exhortos diligenciados: 28; - Notas expedidas: 67.
Otro detonante que contribuyó para que se estudie la supresión de varios Juzgados de Paz en Entre Ríos fue lo ocurrido el 16 de abril de 1902 cuando el Gobernador Leónidas Echague, asistido por su Ministro Mariano López, nombró interinamente Juez de Paz de Cerrito al señor José A. Díaz debido a que el Juez de Instrucción de la Capital había suspendido a don Pedro Arévalo (ex Secretario del Juzgado de Paz de la Colonia “3 de Febrero”) para someterlo a proceso; finalmente, el 30 de setiembre del mismo año, al haber quedado "libre de culpa y cargo", fue puesto de nuevo en funciones, aunque sería ya por poco tiempo.

SUELDOS DEL JUEZ DE PAZ Y SECRETARIO

En el año 1889 el sueldo para el Juez de Paz se pagó por Gastos Eventuales. En el Presupuesto para el año 1891 ya se incluyó a ambos funcionarios: "1 Juez de Paz de Colonia 3 de Febrero...: $ 50 + $ 30, o sea, $ 80 por mes; 1 Secretario del Juzgado ...$ 60 por mes".
En el Presupuesto del año 1894 los sueldos se redujeron así: "Ítem 81...1 Juez de Paz de Colonia 3 de Febrero...$ 60 por mes; Ítem 82..1 Secretario del Juzgado...$ 30 por mes; Ítem 83...Gastos de oficina correspondiente...$ 25 por mes".
Hasta el año 1900 los sueldos continuaron igual, solo que en el año 1895 se apuntó el alquiler de la casa y gastos de oficina con $ 25 por mes.
En el año 1901 se unificaron los ítem del Presupuesto, por lo que no aparece mas el ítem específico de este juzgado.
Para el año 1902 se aumentaron los sueldos en forma considerable, ya que para un Juez de Paz de segunda categoría se presupuestó $ 100 por mes y $ 40 para el Secretario. Estos datos fueron recogidos de los Presupuestos Anuales de la Provincia publicados en la Recopilación de Leyes, Decretos y Acordadas de cada año.

miércoles, 14 de julio de 2010

ALGUNOS DATOS SOBRE F. MONTRULL

HOY SE RECUERDA A SU FAMILIA POR "SAUCE MONTRULL"
El vecino del Distrito Sauce, Don Fortunato Montrull, perteneció a una familia muy nombrada tanto en esta zona como en el Distrito Espinillo; es así que el sector donde estaba su propiedad es reconocida en la actualidad como "Sauce Montrull". Su padre fue don Feliciano Montrull, integrante del Ejército del General Urquiza. Su madre fue doña Cruza Romero; ambos naturales de Santa Fe.

El 20 de enero de 1897 aparece don Fortunato Montrull como integrante de la Comisión Escolar del Distrito Sauce, con lo cual queda claro que estaba integrado a la Colonia “3 Febrero”.
Plano del puente de madera sobre el arroyo Sauce Grande donde se cobraba
peaje. Estaba unos cien metros al Sur del actual puente.
Fortunato Montrull fue también durante años concesionario de la explotación del puente sobre el arroyo "El Sauce", ubicado en la zona del actual aeroclub y del autódromo. Los derechos al cobro del pontazgo se los adquirió oportunamente a don Manuel Irigoyen, quién, a su vez, los había contratado con el Gobierno de la Provincia el 9 de setiembre de 1882. Montrull perdió todos los derechos al caducar el contrato el 27 de julio de 1902, fecha que el Gobierno lo hizo constar en un Decreto que hizo público.

martes, 13 de julio de 2010

DESIGNACIÓN DEL NUEVO JUEZ DE PAZ

FORTUNATO MONTRULL
Sin entrar a abrir juicios de valor sobre la actitud del criticado cura, lo cierto es que se tuvo que ir, quedando en el ambiente el malestar contra el Juez de Paz. Pese a la carta publicada el 13 de agosto de 1895, el jueves 22 del mismo mes “El Entre Rios” publicó lo siguiente: “Aviso Oficial. Decreto. Paraná Agosto 20 de 1895. Encontrándose en acefalía el Juzgado de Paz de la Colonia “3 de Febrero” el Gobernador de la Provincia Decreta: Art. 1º Nómbrase Juez de Paz de la Colonia “3 de Febrero” por el término de Ley a don Fortunato Montrull. Art. 2º. De forma. Maciá. F. Calderón”.
Poco duró el apoyo que desde “El Entre Ríos” se le hizo a Seguí ya que el 27 de agosto apareció una columna que decía: “Noticias. En San Benito. Sentimos no contar con suficiente espacio para hacer una crónica detallada de la simpática fiesta celebrada anteayer en la Colonia San Benito, por todos sus habitantes, con motivo de haber tomado posesión de su puesto el nuevo Juez de Paz Señor Fortunato Montrull. Invitados para el acto, asistimos gustosos; y en honor a la verdad vinimos completamente satisfechos, no solo por las atenciones de que fuimos objeto, sino también y principalmente al ver a todos los colonos, radiantes de jubilosa alegría, poseídos de un solo pensamiento, de un solo ideal, que es la paz y el trabajo. Repetimos pues, que la carencia de espacio no nos permite en este número escribir lo que realmente queríamos respecto a la fiesta de anteayer”.
No solo cayó el Juez de Paz en aquella oportunidad, sino también su Secretario y por tal motivo don Fortunato Montrull se dirigió al Gobierno solicitando que se nombrara la persona que debía servir de Secretario en la colonia. El Superior Tribunal el 5 de noviembre de 1895 firmó el acuerdo mediante el cual se designó a Don José Pando, que hasta entonces se venía desempeñado como Alcalde del Distrito Sauce, como Secretario del Juez de Paz de la Colonia “3 de Febrero”, con antigüedad desde el 1º de noviembre en reemplazo del renunciante Sr. Pedro Arévalo.