ANA LÓDOLO DE COIZ, luego DE BIGOT.

ANA LÓDOLO DE COIZ, luego DE BIGOT.
ANA LODOLO DE COIZ, un símbolo de la imigración friulana, llegada a la Colonia 3 de Febrero en 1879

domingo, 19 de diciembre de 2010

OPINIÓN DE LA PRENSA SOBRE LA ESCUELA DE LAS MONJAS

Respecto al funcionamiento de esta importante escuela, cabe rescatar un comentario aparecido el 2 de diciembre de 1896 en el diario “El Entre Ríos”: “Colonia 3 de Febrero - San Benito. Señor Director de El Entre Ríos: Confiado en su amabilidad, y también en su celo por todo aquello que es de interés general, no he vacilado en dirijirle estas líneas para ser publicadas en su ilustrado diario; servicio al que desde ya le queda agradecido S:S:- Un vecino.

Hemos asistido a los exámenes de la escuela que en esta Colonia tienen bajo su dirección las Hermanas María y Filomena Delbarre, encontrándose, casi todas las familias quienes tienen sus niños en dicha escuela, e igualmente la comisión escolar examinadora señor Don Luis Borgobello, y su digno presidente señor Stelio Vatta, quiénes examinando con minuciosidad e interés las materias todas, que constituyen el programa de enseñanza han podido darse exacta cuenta, y formar el más alto concepto del adelanto alcanzado en tan corto tiempo, debido no tan solo a la preparación y competencia de sus directoras, sino también a su gran constancia, y mayor voluntad.
Experimentando, señor Director, como es natural, la más grata impresión, pues actos de tal naturaleza nos interesan tanto, encontrando eco siempre en nuestros corazones, recordándonos que ayer también éramos niños.
Los que conocemos señor Director, las grandes dificultades que han obstaculizado la fundación y marcha de este pequeño centro de educación, la abnegación de sus directoras para en medio de su extremada pobreza atender gratuitamente por espacio de diez meses dicho establecimiento, hasta que la generosa protección del Doctor Ramón Calderón, quién con sumo desinterés, y buena fe, influyó ante el Gobierno del Doctor Maciá, y este haciendo acto de verdadera justicia, les asignó una subvención de cien pesos mensual.
Los que conocemos las privaciones que de todo género han soportado con virtuosa resignación las pobres Hermanas para imprimirle la marcha actual al establecimiento, en el que hoy se educan de cincuenta a setenta y cinco alumnos de ambos sexos, siendo de esperar que en el año entrante ingresará mayor número, pues sus directoras no omitirán sacrificios para dar a la educación el mayor ensanche posible, para lo cual llegarán en marzo dos Hermanas más de Bélgica, destinadas puramente a la enseñanza de labores que tan útil y necesario es para la mujer.
Los que verdaderamente, señor Director, somos conocedores de los expuesto, debemos ser justicieros, no debemos silenciar, porque ello importaría olvido y desconocimiento a tan asidua constancia y laboriosidad, como también a las altas prendas de moral e ilustración, que adornan y caracterizan a sus directoras.
Debemos por el contrario tener palabras de encomio, y de aliento para quienes como ellas tan dignamente las merecen, haciendo público nuestro reconocimiento, y nuestro aplauso, rindiendo así el justo y merecido tributo al progreso de las letras y exhortándolas a las hermanas María y Filomena a continuar como hasta hoy con inquebrantable fe y perseverancia en la difícil y ardua tarea de la educación, fuente fecunda de todo progreso humano.
Y lograrán - tanto de sus discípulos como de sus padres. la más grande, la más inapreciable de las recompensas:
!La gratitud!
No dejan de tener estas beneméritas religiosas, sus contratiempos, ni la malevolencia hipócrita que aspira a sustituirlas deja de sembrar sus intrigas.
Pero, son evidentes los servicios prestados por estas modestas y virtuosas educadoras, que la sutil intriga no llega a herirlas, ni es necesario tampoco destapar al intrigante.
Termino aquí, señor Director, pues no ha sido mi ánimo distraer sus múltiples ocupaciones, sino meramente hacer conocer con estos datos la existencia de dicho establecimiento, el que está llamado a prestar inmensos beneficios a tan joven y floreciente colonia, en la que tanto el progreso material e intelectual se desarrollan y marchan juntos. Saludo al señor Director con mi respeto y estima.
Corresponsal.

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