ANA LÓDOLO DE COIZ, luego DE BIGOT.

ANA LÓDOLO DE COIZ, luego DE BIGOT.
ANA LODOLO DE COIZ, un símbolo de la imigración friulana, llegada a la Colonia 3 de Febrero en 1879

martes, 14 de abril de 2020

CEMENTERIO PARROQUIAL DE SAN BENITO


Finalmente, la Iglesia de San Benito tuvo su propia Cementerio a partir de la colocación de la piedra fundamental  en noviembre de 1887. El terreno de 170 metros de frente por igual cantidad de metros de fondo fue donado por la Sra. Rosa Stábile Vda. de Vittor (Luis) a partir del  mencionado año pero la Escrituración se hizo el 29 de octubre de 1897, diez años después.

El terreno pertenecía a la Sra. Stábile de Vittor en forma compartida con Francisco Vittor, su cuñado, por compra que le había hecho a Don Juan José Brugo el 21 de marzo de 1882. Al momento de transferir el título el mencionado terreno estaba hipotecado a favor del Banco Hipotecario Nacional, que la Curia quedó responsabilizada de levantar. La donación, hecha también con la conformidad de los hijos Bautista, Santiago, Antonio y José, determinó expresamente que debía ser utilizado el terreno para Cementerio Público, reservándose para los sucesores de Luis Vittor un terreno de 16 mts. cuadrados dentro del cementerio[1].

El 8 de diciembre de 1887 fue sepultado el primer difunto, don Pedro Grinóvero, y la tradición oral cuenta que fue acompañado todas las noches por un farol encendido hasta que unos días más tarde fue sepultado el segundo difunto. Transcurrido el tiempo quedó acuñada la frase entre los colonos friulanos, que refería a los que estaban enfermos: “...Está por irse a los campos de Vittor”.

Son muchas las anécdotas relacionadas al cementerio, cuyo perímetro alambrado y luego tapialado encierra las más disparatadas anécdotas, desde aparecidos hasta hallazgos de tesoros en las tumbas, uno de ellos muchos años más adelante fue el llamado “caso de Juan Niervín”, que en el Tomo III de SEMBLANZA DE SAN BENITO se narrará.

Los dos primeros días de noviembre de cada año, con el correr del tiempo y a medida que se iba ampliando el cementerio, se fueron transformando en algo muy singular que, más allá del recuerdo hacia los difuntos, era una verdadera kermese.

Por lo menos una semana antes del 1 de noviembre de cada año comenzaban los preparativos para recibir una verdadera marea humana que llegaba desde distintas latitudes. Dentro del cementerio se podía apreciar durante esas vísperas como se rompía el respetuoso silencio que reinaba allí, como una constante, con el acelerado corretear de los changarines, visitantes y curiosos. El Cementerio tiene una Capilla construida durante la gestión del cura Juan Bautista Missio, cuya inauguración se produjo el 28 de octubre de 1903[2].




[1] Escritura Nº 930. 29/10/1897. Protocolo del Esc. Ezequiel Balbarrey. Archivo Tribunales de Paraná.
[2] Folio 173. 28/10/1903. Libro de Rescriptos III de la Catedral. Archivo General Arquidiocesano de Paraná.


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