ANA LÓDOLO DE COIZ, luego DE BIGOT.

ANA LÓDOLO DE COIZ, luego DE BIGOT.
ANA LODOLO DE COIZ, un símbolo de la imigración friulana, llegada a la Colonia 3 de Febrero en 1879

lunes, 13 de abril de 2020

LA LABOR DE LOS PBROS. JUAN B. URIARTE Y JUAN B. PEYLA


El nuevo cura Pbro. Juan Bautista Uriarte realizó actividades en forma inmediata y para el 16 de octubre convocó a una gran fiesta a través de la prensa: “HOY TENDRÁ LUGAR UNA FIESTA. Hoy tendrá lugar una fiesta solemne en la Colonia “San Benito” con misa cantada y otras ceremonias religiosas. Es probable que concurran los jóvenes de la Estudiantina para dar realce y animación a la fiesta con su simpática presencia.
También habrá carruajes y otras comodidades para que puedan asistir fácilmente cuántos tengan interés en asistir a una sagrada ceremonia al mismo tiempo que hacer un agradable paseo por esas alegres campiñas”[1].

La actividad del cura Uriarte duró tres años al frente de la Vice Capellanía de San Benito. El 16 de marzo de 1895 es conocida la siguiente noticia: “ECLESIÁSTICAS. Por vapor Saturno ha llegado ayer a esta ciudad un magnífico estandarte religioso destinado al templo de la COLONIA SAN BENITO. Es una rica obra de arte; lleva de un lado la imagen del patrón San Benito y del otro emblemas místicos. El Sr. Mazzini ha sido el intermediario para la adquisición de esta bella obra”[2]. También tuvo que ver con la llegada de las Hermanas de la Caridad para fundar la escuela privada católica en la localidad.

A mediados del año 1895 comenzó a tener algunos problemas, como el descripto en el Capítulo correspondiente al Juzgado de Paz, con cuyo responsable tuvo algunos enfrentamientos que trascendieron  a través de la prensa paranaense, como la aparecida el 7 de mayo de 1895, en “El Entre Ríos”. 

El 5 de agosto de 1895 el Pbro. Juan Bautista Uriarte fue trasladado a la Parroquia de Nogoyá y en su reemplazo se designó al Pbro. Pascual Robilotta[3], a quién se le concedieron las facultades especiales como Capellán[4].

La labor pastoral del cura Robilotta fue muy fugaz, ya que solo estuvo al frente de la vice capellanía 44 días. Solo de la prensa se rescata el siguiente comentario: “Fiesta en San Benito. Con motivo de ser el 65º aniversario del nacimiento del emperador de Austria Hungría, Francisco José I, se celebró el domingo (18/8/1895) una interesante y patriótica fiesta en la Colonia San Benito.
La Comisión partió de esta ciudad a las 8 de la mañana, compuesta de los señores Alejandro Mohor Presidente, Antonio Livasich Vice Presidente, Serapio Livasich Secretario y el Tesorero Alberto Kessler.
Se llevó de esta ciudad una buena orquesta y un coro completo para el solemne Te Deum que se cantó en la iglesia San Benito, al que concurrieron seiscientos personas más o menos y los alumnos de ambos establecimientos de educación.
Después, la concurrencia se dirigió al restaurant de Fontana, cuyo local se había arreglado con todo esmero para el banquete, en el que reinó la alegría y el regocijo.
El Señor Alberto Kessler leyó un hermoso y patriótico discurso del señor Mohor, Presidente de la Sociedad, recordando la patria, su noble emperador y brindando por fin por su salud, por la Sociedad Austro Húngara y por la segunda patria: la República Argentina.
La Comisión dirigió un telegrama al Ministro Plenipotenciario de esa Nación en esta República, barón de Salzberg, felicitando a S.M. y deseándole larga vida y salud”. (74) El Pbro. Pascual Robilotta fue trasladado a la localidad de Cavour, provincia de Santa Fe, el 19 de setiembre de 1895 y se designó como reemplazante en la Capellanía al Pbro. Victorio M. Peyla[5].

Al momento de su designación el Pbro. Peyla recién estaba partiendo desde Europa hacia estas tierras. Una Noticia aparecida en la prensa el 26 de noviembre informaba sobre su llegada: “Eclesiásticas. Ayer llegó de Turín el sacerdote Don Vittorio M. Peyla, llamado por los colonos del Pueblo de San Benito, de este Departamento. Es sobrino del célebre educacionalista y Misionero Señor Peyla, tan conocido y apreciado en Diamante. Dicho sacerdote cuenta con treinta y cuatro años de edad. Trae documentos de primer orden de sus prelados europeos y de otras personas respetables. Hoy partió a hacerse cargo de su Iglesia”[6]. El 19 de diciembre de 1895 el cura Peyla recibió las facultades de los párrocos como capellán de la Colonia San Benito[7].
De lo poco que se ha podido recoger sobre la actividad pastoral del Pbro. Peyla, se transcribe la siguiente noticia de prensa aparecido el 28 de mayo de 1896: “AVISO. El martes 2 de junio a las 9 a.m. tendrá lugar en la Colonia 3 de Febrero (o sea San Benito) el funeral en sufragio de las víctimas de los italianos en África. La Comisión invita a todos los que quieran honrar a tan beneméritos soldados de la amiga la bella Italia. Única invitación[8]. Otra noticia apareció el 26 de setiembre de 1896: “En San Benito. Mañana 27 de corriente tendrá lugar en el Pueblo de San Benito una solemne fiesta eclesiástica con motivo de la confirmación de gran número de ambos sexos, actuando en primera línea el R.P. Pantaleón Galloso y el Dr. Don Jacinto Viñas con otros sacerdotes más de nuestro clero, siendo el padrino de las confirmaciones el Dr. Don Ramón Calderón y la madrina la dignísima Señora del Sr. Presidente del Senado, en ejercicio del P.E. Dña. Martina R. de Zaballa.
Habrá una regular orquesta para divertir los oídos de los concurrentes. Ofrece pasar un día agradable a los que se decidan asistir al acto, pues San Benito es una pequeña población pintoresca y a corta distancia de esta Capital. Tiene una plazoleta frente a la Iglesia hecha un precioso jardín, merced a la laboriosidad y buen gusto del actual Cura Párroco con la cooperación de algunos progresistas colonos y el Señor Profesor Don Vittorio M. Peyla. !A San Benito a pasar un buen rato!”[9].

El lunes 28 de setiembre la prensa comentó: “FIESTA RELIGIOSA. Tuvo lugar ayer en la importante colonia San Benito la consagración de la imagen que representa a la Virgen del Carmen, Patrona de la localidad.
Al propio tiempo el Señor Galloso administró el Sacramento de la Confirmación a todos los cristianos de ambos sexos y edad de siete años en adelante que se presentaron, alcanzando a ciento treinta y tantos los que confirmaron su fe ante el ara santa de la Virgen del Carmelo.
Con motivo de la festividad del día, el señor Viñas pronunció una de sus oraciones sagradas que conmueven el alma de los creyentes y despiertan la reflexión de los más despreocupados en materia religiosa.
Fueron padrinos de la Confirmación la piadosa Señora Martina R. de Zaballa, esposa del actual Gobernador en ejercicio D. Carlos Zaballa, que también concurrió al acto y el Doctor Ramón Calderón.
La capilla colgada con una elegante y sencilla combinación de cortinajes punzó, orlados de plata, presentaba un aspecto sencillo y elegante.
La imagen, algo o menos que de talla, obra hecha hace algunos años en esta misma ciudad y regalo de la familia del Sr. Ramira, Oficial Mayor del Ministerio de Hacienda, colocada en un templete formado por columnas blancas circundadas por espiral de flores, lucía el sencillo traje tradicional de la madre del Salvador en la advocación del Carmen. Es una obra de mérito.
A las tres de la tarde se sacó esta imagen en procesión, recorriendo la bonita plaza cuyo trazado y arboleda se debe a la iniciativa del señor Cura de esa Colonia. Como mil quinientas personas, perfectamente organizadas, formaban el séquito de la Virgen, entonando himnos y revelando en su sencillo recogimiento la fe de sus creencias.
Fue un espectáculo que infundía respeto, evocando en nuestra  mente recuerdos de la niñez.
En el día de ayer la colonia ha sido visitada por numerosas familias y caballeros de esta Capital, siendo todos agasajados con amabilidad extrema por aquel vecindario.
A nosotros nos cupo en suerte, a invitación del Sr. Seguí, recibir los obsequios de su discreta esposa, señora de irreprochable educación, que se desvivió por atender a más de cincuenta personas que se sentaron a su mesa, habiendo ocupado la mayor parte de ellas para su viaje de ida y regreso a esta ciudad carruajes del Señor Seguí, cuya amabilidad para obsequiar a sus numerosos huéspedes, ha dejado en todos ellos gratísimos recuerdos, así como la hermosa fiesta religiosa, que ha demostrado la piedad de esos laboriosos colonos y el celo con que atiende al culto católico el Señor Cura, cuyo nombre sentimos no recordar”[10].

Este hecho es muy singular ya que fue la primera vez en la rica historia de la ciudad  de San Benito, Entre Ríos, que llegó un Gobernador de la Provincia en forma oficial.
La labor del cura Peyla fue nuevamente reconocida poco más tarde, el 27 de octubre de 1896, por la prensa de Paraná:  “UN BUEN CURA. En los pueblos de nueva formación donde la sencillez del campesino honrado constituye el núcleo principal del vecindario, el progreso local depende en mucha parte del Cura que alienta a todos con su ejemplo, sus virtudes y su iniciativa.
De esto tenemos un ejemplo resaltante en la vecina población de San Benito.
Desde que se halla al frente de aquella Iglesia el inteligente y activo Sacerdote, D. Victorio Peyla, se extiende el progreso cada día en aquella colonia, dándole nuevo aspecto y nueva vida.
Se ha formado una bonita plaza, donde antes era solo parada de carros y palenque de atar caballos. En ella se ha trazado un sencillo parque inglés con plantaciones de chucarinas y paseos de pedregullo. Seiscientos metros se han apisonado y cincuenta chucarinas ha regalado el señor Cura.
Por iniciativa del mismo se ha realizado la obra tan exigida por las necesidades públicas , del arreglo del puente sobre el arroyo “Las Tunas”; en la Iglesia, que po- see una ornamentación de primer orden, se van a colocar los cielo rasos; y por la misma iniciativa se verificarán bien pronto las plantaciones de arboleda en las dos hermosas y principales calles del pueblecito.
¿Para qué tributar elogios de quién así conduce?
El Sacerdote, que no solo se limita al culto y a los intereses morales de su feligresía, sino que preside su progreso y la conduce por el camino de la utilidad general y del embellecimiento de la población, tiene el mejor elogio en sus propias obras y la recompensa mas digna en el prestigio con que sostiene su alta misión”.
“LOS COLONOS DE SAN BENITO. No todos los vecinos de la campaña y colonias se dan cuenta que si la acción de la Comisión de Puentes y Caminos no se encuentra secundada por la que ellos pueden prestar, los beneficios que deberían obtenerse en favor de la vialidad del Departamento, pierden en gran parte su eficacia.
Siguiendo tales ideas queremos hacer conocer de nuestros lectores lo que no ha muchos días ha sucedido en la Colonia 3 de Febrero. Casi simultáneamente se presentaron a la Comisión, pidiendo el arreglo de dos pasos en aquella Colonia.
Los vecinos de la parte Oeste querían se arreglara la calle que saliendo del arroyo Las Tunas llega al pueblo de San Benito y los de la parte Este solicitaban el arreglo de un mal paso en la Ensenadita.
La Comisión que solamente hubiera podido componer un solo paso, pues los  recursos destinados a tales obras eran insuficientes, hizo presente esto a las personas encargadas de gestionar los respectivos pedidos.
   Pero los vecinos de San Benito no desmayaron por tan poco - Conocido el conflicto acuden al Sr. Cura, hombre progresista por cierto, el que sin más trámites, reúne a sus fieles y les hace comprender la conveniencia., que a no dudarlo existe, en dejar aquella calle bien arreglada. - Así lo entienden los colonos que prometen ayudarlo y echadas las cuentas resulta que con solo cien pesos que entregó la Comisión de Puentes y Caminos aquella calle de zanjones se ve convertida de la noche a la mañana en espléndido boulevard.
Por otra parte el Sr. José Viñas, Presidente de la Comisión que ve tan buena disposición por parte de aquel vecindario, solicita y obtiene la facultad para mandar construir una espléndida fajina de piedra con su correspondiente alcantarilla en el Paso de La Ensenadita dando así como final del cuento que por pocos pesos el vecindario de la Colonia 3 de Febrero y todo otro que quiera hacerlo, recorre esos dominios sin el peligro de gastar su plata en la compostura de llantas, arreos u otras menudencias.
Es de sentirse que en otras colonias no se hagan las cosas lo mismo que en ésta, tal vez quizás porque los curas de aquellas no se inspiran en estos ejemplos ó, porque los vecinos no quieren incomodarse a la espera, tal vez, que del cielo baje algún arquitecto.- Y seguramente esto no tiene otra razón, como lo dejamos dicho, que la de no darse cuenta, que siendo las necesidades muy grandes debido a la extensión del Departamento, los recursos son en relación limitados y por consiguiente la Comisión necesita el concurso del vecindario de la campaña para que su acción sea lo más benéfica posible y que las obras a efectuarse sean hechas económicamente.
Felicitamos a los vecinos de la Colonia 3 de Febrero por el empeñoso interés de propender al mejoramiento y adelanto de aquella colonia”[11].



[1] 16/10/1892. “El Látigo”, periódico de Paraná. Hemeroteca del Archivo General de Entre Ríos.
[2] 16 de marzo de 1895. “El Entre Ríos” de Paraná. Hemeroteca del Archivo General de Entre Ríos.
[3] Folio 182. 5/8/1895. Libro de Títulos y Ordenes II de la Catedral. Archivo General Arquidiocesano de Paraná.
[4] Folio 28. 5/8/1895. Libro de Rescriptos III de la Catedral. Archivo General Arquidiocesano de Paraná. 
[5] Folio 28. 5/8/1895. Libro de Rescriptos III de la Catedral. Archivo General Arquidiocesano de Paraná.
[6] Martes 20 de agosto de 1895. “El Entre Ríos” de Paraná. Hemeroteca del Archivo General de Entre Ríos.
[7] Folio 183. 19/9/1895. Libro de Títulos y Ordenes II de la Catedral. Archivo General Arquidiocesano de Paraná.
[8] Martes 26 de noviembre de 1895. “El Entre Ríos” de Paraná. Hemeroteca del Archivo General de Entre Ríos.
[9] Folio 30. 19/12/1895. Libro de Rescriptos III de la Catedral.  Archivo General Arquidiocesano de Paraná.
[10] Sábado 26 de setiembre de 1896. “El Entre Ríos” de Paraná. Hemeroteca del Archivo General de Entre Ríos.
[11] Lunes 28 de setiembre de 1896. “El Entre Ríos” de Paraná.  Hemeroteca del Archivo General de Entre Ríos.


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