El primero que escribió sobre la colonia 3 de Febrero fue el publicista y escritor Don Alejo Peyret (nacido en Francia en 1826 y fallecido el 27 de agosto de 1902), en su libro "Una Visita a las Colonias de la República Argentina", Tomo I :
"...Para completar lo que hay que decir sobre la Colonia "3 de Febrero" o Brugo, como persiste en llamarla el público, remito a continuación los datos que me fueron suministrados por el mismo empresario.
La base de esta colonia fueron ocho familias austríacas o furlanas, que los empresarios tomaron del hotel de inmigrantes. Todas estas ocho familias fueron perfectamente instaladas en la colonia, proporcionándoseles casa donde vivir, arados de primera clase, bueyes, caballos, lecheras, manutención por un año. Una vez instaladas dichas familias, estas comunicaron a Europa, por intermedio de la empresa, su arribo al país, el buen trato que han recibido e instalación completa para emprender los trabajos de las tierras; esto aparte de otros detalles que se omiten y que produjeron muy buen efecto entre las familias que deseaban emigrar a este país.
El resultado de estas comunicaciones fue inmediato, puesto que a los pocos meses la empresa fue invadida por cuarenta y cinco familias, sin previo aviso, todas ellas emparentadas y amigas de las primeras familias fundadoras; y así sucesivamente fueron llegando familias hasta que la empresa tuvo que decir: basta.
La Colonia "Brugo", se ha fundado con los capitales propios de los señores Brugo, sin la ayuda de ningún gobierno ni de nadie.
La colonia ha pagado desde el primer día la contribución directa; jamás sus empresarios han pedido privilegios de clase alguna.
Una circunstancia que prueba el buen espíritu de los colonos y su decidida resolución de venir a este país, es que muchos de ellos lo hicieron teniendo que abandonar en manos de los comisionistas y agentes de inmigración todos sus bagajes en caución por la parte de los pasajes que no habían podido pagar, llegando aquí con lo puesto, habiendo por consiguiente vístose los empresarios en la necesidad de cubrir la desnudez de familias enteras.
Todas estas familias han cumplido fielmente con sus compromisos con la empresa y actualmente son propietarios absolutos de las tierras que ocupan, gozando de todas las comodidades, a la par de las familias agricultoras más pudientes"
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